El Gran Rescate de Gaelita y Abuelo



Era un hermoso sábado por la mañana y Gaelita estaba muy emocionada. "¡Hoy vamos a pasear con Abuelo!"- gritó mientras se ponía sus zapatitos de colores. Su abuelo, con su voz suave y cariñosa, le respondió: "Sí, mi querida, vamos a explorar el parque y disfrutar del sol."

Mientras caminaban por la calle, Gaelita y su abuelo hablaron de las nubes, los pájaros y las flores. Pero de repente, escucharon un pequeño gemido que provenía de un callejón. Gaelita se detuvo y miró a su abuelo con curiosidad. "¿Qué fue eso, Abuelo?"-

El abuelo inclinó la cabeza y dijo: "No estoy seguro, pero creo que deberíamos investigarlo."

Cuando se acercaron al callejón, encontraron a un pequeño perrito con una patita lastimada. Tenía un pelaje marrón y ojos grandes que miraban con miedo. "¡Pobrecito!"- exclamó Gaelita, "¿Qué le pasó, Abuelo?"-

"Parece que se ha lastimado la patita, cariño. Quizás se cayó o alguien no fue amable con él"- explicó el abuelo mientras se agachaba para mirar al perrito.

Gaelita se agachó también y extendió su mano. "Hola, pequeño. No te preocupes, te vamos a ayudar."-

El perrito, al escuchar la voz dulce de la niña, se acercó lentamente y le lamió la mano. "¡Es tan lindo!"- dijo Gaelita emocionada. Sin dudarlo, el abuelo tomó su celular y buscó información sobre las veterinarias cercanas. "Vamos a llevarlo a que lo vean. Es lo correcto, ¿no crees?"-

"Sí, Abuelo. ¡Rápido!"- respondió Gaelita mientras miraba al perrito con cariño.

Así que, con mucho cuidado, el abuelo envolvió al perrito en su chaqueta y comenzaron a caminar hacia la veterinaria. En el camino, el abuelo le explicó a Gaelita que ayudar a los animales es muy importante. "Ellos también sienten dolor y necesitan amor, así como nosotros."

"¿Y si no encontramos a su dueño?"- preguntó Gaelita.

"Entonces, tal vez podamos adoptarlo, ¿qué te gustaría?"- dijo el abuelo con una sonrisa.

"¡Me encantaría tener un perrito! ¡Sería mi mejor amigo!"-

Finalmente, llegaron a la veterinaria. La doctora, una mujer amable con un rostro lleno de sonrisas, revisó al perrito. "No se preocupen, él solo tiene una pequeña herida. Necesita descansar y amor. Pero estará bien."-

Gaelita suspiró aliviada y miró a su abuelo. "¿Podemos quedárnoslo, Abuelo?"-

"Haremos lo que más le convenga al perrito,"- respondió con una mirada comprensiva.

Mientras esperaban, la doctora explicó a Gaelita cómo cuidar a un perrito. "Los perritos necesitan mucha atención, juegos y cariño. También hay que sacarlos a pasear y darles de comer. ¿Te gustaría hacerlo?"-

"¡Sí! ¡Tan solo imagínate cómo jugaríamos juntos!"-

Después de un rato, el perrito ya estaba listo para irse. La doctora les entregó una pequeña pulsera que decía "Perrito en recuperación" y les comentó: "Él necesita un nombre. ¿Tienen alguno?"-

Gaelita pensó y luego dijo: "¡Lo llamaremos 'Coco'!"-

"¡Me encanta!"- dijo el abuelo con una sonrisa. Así que Coco se convirtió en el nuevo miembro de la familia.

Mientras regresaban a casa, Gaelita le dio a Coco una galletita de su bolsillo. "Esto es solo el comienzo, amigo. ¡Tendrás muchas aventuras con nosotros!"-

Coco, moviendo la cola alegremente, ladró como si entendiera cada palabra. En ese momento, Gaelita sintió que había hecho algo muy especial. "Abuelo, ¡Estamos haciendo una buena acción!"-

"Sí, querida. Hiciste una gran diferencia en la vida de Coco, y él seguramente llenará la tuya de alegría."

Y así fue como Gaelita y su abuelo no solo rescataron a un perrito, sino que también aprendieron sobre la bondad, la responsabilidad y el poder del amor. Desde aquel día, Coco siempre corría feliz junto a su nueva familia, llenando su hogar de risas y aventuras.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.

FIN.

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