El Gran Rescate de los Pollitos
Era una mañana soleada en la granja de Don Ramón. La gallina Clara estaba muy triste porque había perdido a sus diez adorados pollitos. Había estado cuidándolos con tanto esmero y ahora no sabía qué hacer. "¿Dónde estarán mis pollitos?"- lloraba Clara, con el corazón hecho trizas.
En la granja también vivían otros animales que adoraban a Clara y decidieron ayudarla. El pato Patofo, un aventurero empedernido, se acercó a ella. "No te preocupes, Clara. Yo iré a buscarlos. Soy muy rápido"- aseguró con confianza.
"Gracias, Patofo. Eres muy amable"- respondió Clara, con una pequeña sonrisa en su rostro.
Patofo salió volando por los alrededores de la granja. De repente, escuchó un suave cluck-cluck cerca del estanque. "¡Ahí están!"- exclamó. Cuando se acercó, encontró a tres pollitos jugando con un frog (rana). "¡Mamá está preocupada!"- les dijo Patofo, llevándolos de vuelta.
Mientras tanto, el caballo Rayo, un animal fuerte y sabio, estaba pastando en el campo. Al enterarse de la situación, decidió ayudar. "Voy a buscar a tus pollitos, Clara. Yo soy muy veloz y los encontraré"- dijo Rayo.
Rayo galopó por los prados y, al cruzar un pequeño arroyo, vio a cuatro pollitos cubiertos de barro, tratando de limpiarse. "¡Vengan! ¡Suban a mi lomo!"- les dijo. Con mucho cuidado, los llevó de vuelta a la gallina, quien estaba cada vez más animada.
Por otro lado, la vaca Láctea, que siempre estaba atenta a todo, escuchó los alborotos. "Yo también quiero ayudar. No dejaré que Clara esté triste"- aseguró. Comenzó a buscar en el establo y, para su sorpresa, encontró a tres pollitos escondidos entre los fardos de heno. "¡Pollitos! ¡Por fin los encontré!"- gritó feliz Láctea.
Finalmente, todos los animales regresaron donde Clara con los pollitos que habían encontrado. "Mira, Clara. Aquí están los de Patofo, los de Rayo y los de Láctea"- dijo Patofo, orgulloso. Clara miró a sus pollitos y su corazón se llenó de alegría. "¡Gracias, amigos!"- lloró de felicidad.
Esa día, Clara comprendió que aunque muchas cosas pueden salir mal, siempre hay amigos listos para ayudar. Y así, la granja volvió a ser un lugar lleno de risas y alegría.
FIN.