El Gran Respeto del Mar



En un hermoso arrecife de coral, donde las olas susurraban melodías y los colores de los peces alegraban la vista, vivían cuatro amigos muy especiales: Lucas, la medusa; Tula, la tortuga; Delfi, el delfín; y Caby, el caballito de mar.

Un día, mientras exploraban su hogar, Delfi propuso una carrera.

-Dijo Delfi emocionado-: "¡Chicos, hagamos una carrera hasta el enorme coral azul!"

Lucas, que siempre tenía ganas de divertirse, aceptó al instante.

"¡Yo puedo ganarles a todos!" -exclamó, brillando con su luz.-

Caby, con su suave voz, respondió: "No es sólo sobre ganar, amigos. También deberíamos asegurarnos de jugar de manera justa y respetar a todos."

Pero las palabras de Caby casi pasaron desapercibidas, porque todos estaban muy emocionados por la carrera. Tula, la tortuga, que siempre estaba pensando en los demás, decidió decir algo.

"No quiero quedarme atrás. Si competimos, quiero que todos juguemos tranquilos. No se olviden de que somos amigos."

"Claro, claro, no te preocupes, Tula. ¡Una carrera es una carrera!" -dijo Delfi, saltando con entusiasmo.-

Y así, los cuatro amigos se alinearon en la línea de partida.

"¡Uno, dos, tres, ya!" -gritó Lucas.

Todos comenzaron a nadar rápidamente hacia el coral azul.

Delfi, que era el más rápido, se adelantó rápidamente. Sin embargo, Lucas intentó usar su agilidad para alcanzarlo. Se estaba pasando de frenético, y en su afán por ganar, golpeó accidentalmente a Caby.

"Oye, Lucas, ¡ten cuidado!" -chilló Caby, sintiéndose un poco lastimado.

Lucas se dio cuenta de que había sido imprudente.

"Perdón, Caby. No quise golpearte. Estaba ocupado tratando de ganar," -dijo Lucas, sintiéndose mal por lo que había hecho.

Delfi, al escuchar la conversación, dio media vuelta y nadó hacia ellos.

"Lucas, nosotros siempre hemos jugado juntos. El respeto es lo más importante. Si nos hacemos daño unos a otros, ¿qué sentido tiene la diversión?" -dijo con seriedad.

Lucas se sonrojó un poco por la vergüenza.

"Tienes razón, Delfi. No pensé en eso. Te prometo que seré más cuidadoso. ¡Lo siento, Caby!"

"Está bien, amigo. Pero recuerda, siempre debemos cuidar el uno del otro. Eso es parte del respeto," -respondió Caby, sonriendo a pesar del golpe.

A medida que continuaban nadando, Tula, que había estado un poco detrás, decidió acercarse a ellos.

"Chicos, ¿qué tal si terminamos la carrera juntos? Tal vez podríamos unir fuerzas y hacer algo divertido al final,” -sugirió.

La idea hizo brillar el rostro de Delfi.

"Sí, eso suena genial. Aunque no seamos los primeros, podemos celebrar juntos. ¡Es mucho más divertido así!" -dijo Delfi.

Y así, los amigos acordaron terminar la carrera juntos. Todos nadaron al unísono, disfrutando del trayecto y riendo por las travesuras que hacían.

Cuando llegaron a la meta, no eran los primeros ni los últimos, pero sí eran los más felices.

"¡Lo hicimos!" -gritó Lucas con alegría.

Caby sonrió y preguntó: "Y ahora, ¿qué vamos a hacer?"

"Podríamos hacer una fiesta en el arrecife y compartir algo de comida," -sugirió Tula, feliz.

"¡Sí! ¡Vayamos a recoger algunas almejas y placton!" -agregó Delfi emocionado.

Mientras recolectaban, todos aprendieron que respetar a los demás y valorar la amistad era mucho más importante que ganar o perder.

Y así, en el fondo del mar, los cuatro amigos continuaron viviendo, explorando nuevas aventuras, siempre recordando que el verdadero espíritu de la diversión radicaba en el respeto, la amistad y el trabajo en equipo.

Desde aquel día, cada vez que alguien les pedía competir, recordaban la experiencia y siempre encontraban formas de jugar que incluían a todos, y el arrecife se llenó de alegría y armonía.

Y así, el fondo del mar resonó por mucho tiempo con las risas de la medusa, la tortuga, el delfín y el caballito de mar, quienes aprendieron que juntos, eran mucho más fuertes y felices.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!