El Gran Rincón del Jumbo



En un hermoso barrio donde vivían muchos niños, había un lugar mágico conocido como El Gran Rincón del Jumbo. Este rincón estaba lleno de juegos, risas y, sobre todo, de amigos. Todos los días, después de la escuela, los chicos se reunían allí para compartir aventuras.

Entre ellos estaban: Bambi, la niña que siempre tenía una sonrisa brillante, y Bombo, un niño muy creativo que hacía los mejores juegos con las cosas que encontraba. También estaba Mambo, un pequeño bailarín que nunca podía resistirse a moverse al ritmo de la música.

Un día, mientras todos jugaban a la pelota, Bombo detuvo el juego y dijo: - “Che, chicos, ¿se animan a un nuevo juego? ”

- “¿Qué tenés en mente, Bombo? ” - preguntó Bambi, entusiasmada.

- “Vamos a inventar un juego donde todos tengamos que usar las palabras con 'mb' en nuestros diálogos,” - propuso Bombo.

- “¡Me encanta! Pero, ¿cómo lo hacemos? ” - cuestionó Mambo.

- “Es simple. Cada vez que alguien hable, deberá usar una palabra que contenga 'mb'. El que no pueda, tendrá que hacer una acrobacia para que el resto se divierta,” - explicó Bombo.

Los amigos comenzaron a jugar, y las risas no tardaron en llegar. - “Voy a buscar un tambor para que podamos hacer música,” - dijo Mambo mientras saltaba.

- “¡Yo también quiero un tambor! Pero yo voy a buscar el más grande,” - gritó Bambi con alegría.

Mientras ambos iban en busca de los tambores, Bombo se quedó pensativo. - “¿Y si algo no sale como esperamos? ” - se preguntó.

De repente, un fuerte viento sopló y se oyó un estruendo. Un gran árbol en la plaza empezó a moverse y, de pronto, un montón de hojas y ramas cayó sobre el rincón.

- “¡Cuidado! ” - gritaron todos.

Al mirar, vieron que un pequeño nido se había caído del árbol. - “¡Miren! Estas aves deben estar buscando un lugar seguro,” - dijo Bambi, triste por lo que había pasado.

- “Podemos ayudar a las aves a volver a su hogar,” - sugirió Mambo.

Bombo sonrió, sintiendo que estaban en una aventura más grande que la del juego. - “Vamos a construir un refugio. Necesitamos ramas, algo de mimbre y mucha imaginación,” - se inspiró.

Así, entre risas y trabajo en equipo, los chicos comenzaron a recolectar los materiales.

- “Yo traigo el mimbre que encontré cerca del río,” - dijo Bambi.

- “Yo armo la base con ramas que son super fuertes,” - aseguró Mambo.

- “Y yo haré el toldo con lo que queda de nuestras hojas,” - añadió Bombo con determinación.

Después de unos minutos de arduo trabajo, logran crear un hermoso refugio para las aves. - “¡Listo! Ahora las aves estarán seguras,” - dijo Bambi, llena de orgullo.

En ese momento, se escuchó un hermoso trino. ¡Las aves estaban agradecidas!

- “¿Ven? Nuestra idea fue genial, pero lo más importante es que ayudamos a alguien más,” - comentó Mambo, feliz.

- “Y todo esto lo logramos juntos, como siempre,” - añadió Bombo.

Los chicos reconocieron que, aunque el juego era divertido, ayudar a otros era el mejor juego de todos. Aquella tarde, El Gran Rincón del Jumbo se convirtió en un lugar no solo de risas, sino también de solidaridad y amistad.

Desde entonces, cada vez que jugaban, no solo usaban palabras con 'mb' sino que recordaban la importancia de cuidar y ayudar a los demás.

- “Todo se hace mejor en equipo,” - solía decir Mambo mientras bailaba, y todos concordaban, sonriendo y riendo en su rincón mágico.

Y así, los días pasaban llenos de aventuras, juegos y aprendizajes, en el lugar donde la amistad siempre brillaba.

FIN.

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