El Gran Robó en el Bosque
En un tranquilo bosque, vivía un mapache llamado Rocco, conocido por ser un ladrón astuto. Sin embargo, había un mapache policia llamado Pipo, que siempre intentaba mantener el orden. Un día, ocurrió un gran revuelo en el bosque: ¡habían robado las joyas de la señora Gallina! Todos los animales estaban inquietos, especialmente la señora Gallina, que lloraba desconsoladamente.
"¡Mis preciosas joyas!" exclamó la señora Gallina, con lágrimas en los ojos.
"No te preocupes, señora Gallina. Yo resolveré este caso", dijo Pipo, el mapache policia.
"¿Y cómo vas a hacerlo, Pipo? Si Rocco está detrás de todos los robos!" gritó un gato indignado.
"No se puede culpar a alguien sin pruebas", respondió Pipo. "Primero debemos investigar."
Mientras tanto, Rocco, el mapache ladrón, estaba mirando todo desde un árbol, disfrutando de la confusión.
"¡Eso es! Todos me culpan, pero esta vez ni siquiera he hecho nada!", pensó Rocco, intrigado por la situación.
Pipo decidió interrogar a los animales que estaban en la escena del crimen. Primero habló con el gato.
"¿Dónde estabas cuando ocurrió el robo?", le preguntó Pipo.
"Estaba tomando el sol en mi cama", respondió el gato, sin mucha convicción.
Luego, Pipo se dirigió hacia el pavo.
"¿Y tú, pavo?", preguntó Pipo.
"Yo estaba picoteando semillas cerca de la charca. No vi nada", dijo el pavo, un poco nervioso.
Finalmente, Pipo habló con la señora Gallina nuevamente.
"¿Te acuerdas de algo sospechoso?", indagó Pipo.
"No estoy segura, pero escuché un ruido raro cerca de la fogata", respondió la gallina.
Rocco, desde su escondite, escuchó todo y decidió actuar. Él quería demostrar que no era el verdadero ladrón. Al día siguiente, se disfrazó de un viejo mapache y se acercó al grupo.
"Soy el nuevo vecino, llegué a ayudar con los robos", anunció Rocco, haciéndose el desinteresado.
"¿Quién te dejó entrar aquí?", preguntó el gato, desconfiado.
"No te preocupes, solo vengo a averiguar lo que ha sucedido", dijo Rocco mientras trataba de mantenerse calmado.
Pipo se mostró escéptico, pero decidió darle una oportunidad.
Entonces, Rocco tuvo una idea brillante. "¿Qué tal si hacemos una trampa para atrapar al verdadero ladrón? Puede que haya alguien que quiera volver a robar". Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a planear.
Esa noche, escondieron las joyas de la señora Gallina y se ocultaron detrás de unos arbustos.
"¡Miren!", susurró Pipo cuando vio una sombra acercarse. Era el pavo, que estaba tratando de robar las joyas nuevamente.
"¡Alto, pavo!" gritó Pipo.
El pavo se asustó y empezó a correr, pero Rocco lo alcanzó.
"¿Por qué robaste, amigo?", le preguntó Rocco.
"Lo hice porque quería impresionar a las otras gallinas. Pensé que si tenía adornos bonitos, me mirarían diferente", confesó el pavo, avergonzado.
"No tienes que robar para ser especial. Cada uno de nosotros tiene su propio valor", le dijo Pipo.
Rocco sintió que había aprendido una lección también.
"Yo no soy el mejor ejemplo, pero podemos encontrar una manera de ayudarte, pavo. ¿Y si hacemos una feria para mostrar tus talentos?", ofreció Rocco.
Todos aceptaron la idea y trabajaron en equipo para organizar la feria. En el evento, el pavo mostró sus trucos y sorprendió a todos los asistentes. Al final, no solo las gallinas lo aclamaron, sino que todos lo vieron como un verdadero artista.
"Gracias, Rocco. No hubiera podido hacerlo sin ustedes", dijo el pavo, agradecido.
Rocco decidió dejar atrás su vida de ladrón y hacer el bien. Pipo, por su parte, se sintió orgulloso de tener un nuevo amigo. Desde entonces, el pavo nunca volvió a robar y todos aprendieron que la verdadera riqueza está en ser uno mismo y ayudar a los demás.
Y así, el bosque volvió a ser un lugar de paz y amistad, donde los animales aprendieron que siempre es mejor ser honesto y trabajar juntos.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.