El Gran Sueño de Cleo
Había una vez una niña llamada Cleo, que tenía un gran sueño: visitar el parque de diversiones más grande del mundo. Pero había un problema, Cleo no tenía suficiente dinero para hacerlo realidad.
Un día, su abuela le dio una alcancía y le dijo: "Cleo, si quieres cumplir tu sueño, tendrás que ahorrar". Cleo estaba emocionada y comenzó a guardar todas las monedas que recibía. Cada noche, contaba cuánto había ahorrado y lo anotaba en su libreta.
Pasaron los meses y Cleo se dio cuenta de que iba muy lento. Entonces decidió buscar formas de ganar más dinero.
Empezó a vender limonadas en la esquina de su casa y también ofreció ayudar a sus vecinos con pequeñas tareas. Un día, mientras vendía limonadas, un señor mayor llamado Don Antonio se acercó a ella. "-¡Hola pequeña! Me han hablado mucho sobre tus deliciosas limonadas", dijo Don Antonio.
"-¡Gracias! ¿Le gustaría probar una?", preguntó Cleo con una sonrisa. Don Antonio aceptó encantado y quedó impresionado por el sabor refrescante de la bebida. "-Debo decirte algo importante", dijo Don Antonio mientras saboreaba el último sorbo.
"-Tengo un negocio enorme de helados y necesito alguien como tú para ayudarme". Cleo no podía creerlo. ¡Trabajar en una heladería sería divertido y podría ganar mucho dinero! Así fue como Cleo comenzó a trabajar en la heladería de Don Antonio después de la escuela.
Desde ese día, ahorraba no solo las monedas que recibía, sino también una parte de su salario. Con el tiempo, Cleo pudo ver cómo su alcancía se llenaba más rápido. Su sueño estaba cada vez más cerca.
Un día, Don Antonio le dio una gran noticia: había ahorrado lo suficiente para llevar a Cleo al parque de diversiones. "-¡Felicidades! Tu esfuerzo y dedicación han dado frutos", dijo Don Antonio con orgullo. Cleo no podía contener la emoción.
Finalmente, llegó el tan esperado día y juntos fueron al parque de diversiones. Montaron en todas las atracciones, comieron algodón de azúcar y disfrutaron cada segundo juntos. Cuando volvieron a casa esa noche, Cleo miró su alcancía vacía pero llena de satisfacción.
Había logrado su sueño gracias a su determinación y perseverancia. Desde ese día en adelante, Cleo supo que si quería algo en la vida debía trabajar duro y ahorrar para conseguirlo.
Y así fue como aprendió una valiosa lección: los sueños pueden hacerse realidad cuando uno se esfuerza por ellos.
FIN.