El Gran Sueño de Iván y Miranda
Era una tarde tranquila en el barrio, y Iván y Miranda se habían encontrado en la casa de Iván para disfrutar de un buen asado que había preparado la familia de él. Mientras esperaban que la carne se cocinara a la perfección, Iván se puso a contar su sueño más reciente.
- Che, Miranda, te tengo que contar algo que soñé anoche, ¡fue impresionante! - dijo Iván con emoción.
- ¡Mba'e Iván! Contame, estoy re curiosa. - respondió Miranda, sonriendo mientras pasaba un poco de chimichurri a su carne.
Iván comenzó a relatar: - Soñé que teníamos una misión muy especial. Recorríamos el país buscando la mejor receta para un asado perfecto. Tuvimos que enfrentar muchos desafíos, pero al final, ¡lo logramos! -
- ¡Guau! Suena genial. ¿Qué necesitábamos hacer? - dijo Miranda, ahora muy interesada.
- Primero, teníamos que conseguir el mejor tereré. La gente nos decía que si queríamos ser los mejores, teníamos que probar también el tereré de las regiones más lejanas. - agregó Iván, moviendo las manos con entusiasmo.
- ¡Aja! Y seguro que íbamos a encontrarnos con muchos amigos. - comentó Miranda, que siempre soñaba con hacer nuevos amigos.
- Exacto. En mi sueño conocimos a un grupo de chicos que eran muy pícaros, pero también eran muy amables. Se llamaban los —"Pynandi" . Ellos nos contaron que el secreto del mejor asado estaba en la calidad de la carne y la forma en que la cocinaban. -
- ¡Tatakua! Y ellos también compartieron sus historias de asados familiares, ¿no? - preguntó Miranda.
- Sí, sí. Cada uno tenía su propio secreto. Uno usaba una mezcla de especias muy especial. Pero había uno que tenía un truco increíble: ¡un marandu que nunca se había visto antes! -
- ¿Un marandu? - preguntó Miranda, intrigada.
- Sí, el marandu era el punto culminante. Hacia que la carne quedara deliciosa. Pero, para conseguirlo, debíamos enfrentarnos a un desafío: ¡teníamos que hacer un sapucai! - exclamó Iván.
- ¿Qué es un sapucai? - Miranda se rió mientras intentaba imaginar qué podría ser.
- Es como una fiesta, con música y baile. Pero si no lográbamos que todos se unieran, nunca podríamos probar ese marandu. -
Miranda tomó un sorbo de tereré y pensó en voz alta: - ¡Eso es fácil! Podemos organizar un asado, invitar a todos y hacer que cada uno aporte su secreto. Así, juntos, vamos a descubrir qué hace que un asado sea el mejor. -
Iván sonrió, ilusionado. - ¡¡Eso es! ! Y después, podemos hacer que este asado sea algo especial, algo que jamás olvidemos. -
Así, en su sueño, Iván y Miranda organizaron la fiesta en el patio de su casa, decoraron todo con luces de colores y llenaron el lugar de risas y música. Invitaron a toda la gente del barrio, y todos se unieron al sapucai. Mientras el fuego ardía y la carne chisporroteaba, la alegría de compartir lo que cada uno sabía sobre el asado se sentía en el aire.
Finalmente, llegaron a la última parte de su aventura, y lo que más les encantó fue la manera en que cada uno traía un toque único al asado. Con los consejos de los Pynandi y de sus amigos, lograron un asado que estaba para chuparse los dedos.
Cuando el sol comenzó a ponerse, todos brindaron con sus vasos llenos de tereré.
- ¡Por este gran asado! - dijo Miranda, levantando su vaso al aire.
- ¡Y a la amistad! - agregó Iván.
Mientras todos disfrutaban de la fiesta, Iván y Miranda se miraron y supieron que juntos habían logrado algo increíble, no solo el mejor asado, sino también la unión de su barrio.
Y así, despertaron de su sueño, sintiéndose inspirados y listos para organizar su verdadero asado.
Miranda sonrió y le dijo a su amigo: - ¡Che, Iván! Hay que hacer esto realidad, ¿te animás? -
- ¡Claro que sí! ¡Vamos por ese asado! - exclamó Iván, alegre.
Desde ese día, Iván y Miranda no solo compartieron una gran historia, sino que también pusieron en práctica su sueño, uniendo a todos sus amigos en torno a un rico asado, lleno de aprendizajes, risas y sabor.
FIN.