El Gran Sueño de Juan y María



Era una tarde luminosa en el barrio de Villa Esperanza. Juan y María, dos amigos inseparables desde la primaria, planeaban construir una nave espacial en el patio trasero de la casa de María. La idea surgió tras ver una película sobre astronautas y planetas lejanos. Ambos soñaban con ser los primeros en viajar a Marte.

"¡Vamos a hacer un cohete, Juan!", dijo María, emocionada.

"¡Sí! Necesitamos cajas, cartones y muchas cosas para que sea increíble!", respondió Juan, entusiasmado.

Bajo la sombra de un viejo roble, los amigos comenzaron a recolectar materiales: cajas vacías, tubos de papel higiénico, pintura de colores y cualquier cosa que pudiera servir. Con cada caja que apilaban, su imaginación volaba más alto.

Mientras trabajaban, se encontraron con un problema. Al abrir una caja, descubrieron que estaba llena de juguetes que María no había visto en años.

"¡Mirá, Juan! Son mis juguetes de cuando era más chica!", dijo María, con una sonrisa nostálgica.

Dieron rienda suelta a su creatividad y empezaron a incorporar los juguetes a su cohete. Cada nuevo elemento lo hacía más especial. Pero justo cuando estaban por terminar, se dieron cuenta de que había un gran problema: ¡su cohete no era lo suficientemente grande!"No va a entrar, tenemos que ampliarlo", se quejó Juan, mirando con preocupación.

María pensó por un momento y dijo:

"¡Podemos pedirle a mis padres que nos dejen usar el garaje! Hay más espacio y podremos hacerlo más grande".

Así que, orgullosamente decidieron presentar su idea a los padres de María.

"¡Hola, mamá! ¿Podemos usar el garaje para construir nuestro cohete? Vamos a viajar a Marte", anunció María con entusiasmo.

Los padres de María, después de escuchar la propuesta, sonrieron y dieron su aprobación.

"¡Está bien! Pero asegúrense de mantener todo en orden", dijo su mamá.

Con el nuevo espacio, Juan y María trabajaron día y noche. Fueron creando una imponente nave espacial, decorada con luces y colores vibrantes.

Una mañana, mientras trabajaban, conocieron a un nuevo vecino: Lucas, un chico un poco más grande que ellos.

"¿Qué están haciendo?", preguntó Lucas, curioso.

"Estamos construyendo un cohete para ir a Marte!", respondió Juan.

"¿Puedo ayudar?" preguntó Lucas, emocionado. Los amigos, al principio un poco dudosos, aceptaron su ayuda.

A medida que Lucas se unió al equipo, la nave comenzó a cobrar vida aún más. Lucas trajo ideas innovadoras, como un motor hecho de botellas de plástico y luces LED para hacer que el cohete brillara en la noche.

Sin embargo, a mitad del proyecto, las cosas tomaron un giro inesperado. María, que siempre había amado a los viajes espaciales, de pronto dejó de mostrar tanto interés. Juan se dio cuenta de que estaba más seria y le preguntó:

"¿Te pasa algo, María?"No sé... a veces siento que no soy buena en esto. Lucas trae ideas geniales y me siento un poco mal", confesó María.

Juan, al escuchar esto, buscó la forma de animarla.

"¡Pero nosotros también tenemos nuestras ideas! ¡Recuerda que hicimos que el cohete tuviera un diseño único! Siempre has sido muy creativa. Lo que pasa es que debemos trabajar en equipo", dijo.

María se sintió mejor al escuchar las palabras de su amigo, así que decidió hablar con Lucas.

"Creo que deberíamos trabajar más juntos, integrarnos, cada uno con sus ideas", sugirió María.

"¡Tienes razón! ¡Hagámoslo!", respondió Lucas con una sonrisa.

Desde ese momento, el equipo se unió más que nunca. Cada uno brillaba y aportaba lo mejor de sí. Las ideas de Lucas, la creatividad de María, y la energía de Juan hicieron que el proyecto avanzara a pasos agigantados.

Finalmente, el gran día llegó. Con el sol poniente a sus espaldas, el cohete estaba listo.

"¡Estamos listos para despegar!", exclamó Juan.

"A Marte, allá vamos!", gritó María con alegría.

Juntos, contaron hasta tres y simularon el despegue, saltando y repletando el aire con risas. Sabían que aunque la nave no iba a realmente al espacio, la aventura de construirlo y su trabajo en equipo habían sido el verdadero triunfo.

Esa noche, los tres amigos sentados alrededor del cohete, miraban las estrellas. María susurró:

"Todo lo que hice con ustedes fue lo mejor. Nunca me siento sola cuando estoy con ustedes".

"¡Yo tampoco!", contestó Lucas.

"Y eso es lo que cuenta, siempre soñaremos juntos. ", agregó Juan, mirando a sus amigos con una sonrisa.

FIN.

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