El Gran Sueño de Valen



Érase una vez en un pequeño pueblo llamado Futbolín, donde el sol brillaba con fuerza y la gente no podía resistirse a la pasión por el fútbol. En este pueblo vivía un niño llamado Valen, que amaba el fútbol más que nada en el mundo. Desde que tenía uso de razón, su sueño era jugar en el equipo más grande del país: La Estrella Dorada.

Valen pasaba tardes enteras en la plaza del pueblo con su balón, practicando regateos, tiros y pases. Sin embargo, había un pequeño problema. Valen era muy bajito comparado con los otros chicos de su edad, y a menudo se sentía un poco inseguro.

Un día, mientras Valen practicaba solo, se le acercó una niña llamada Lila, que siempre lo había admirado desde lejos.

"Hola Valen, ¿quieres que juguemos juntos?"

"Sí, claro. Pero soy muy chaparrito, no creo que sirva para el fútbol".

"No digas eso. La altura no importa, lo que importa es el esfuerzo y la pasión que pones en el juego. Vamos a divertirnos juntos!"

Con el tiempo, Valen y Lila comenzaron a entrenar juntos. Se cuidaban mutuamente, alentándose cuando uno cometía un error. Un día, inventaron un nuevo juego. En vez de disparar a la portería, debían hacer malabares con el balón y evitar que cayera al suelo. Así, Valen se sentía más seguro y Lila lo ayudaba a mejorar su técnica.

Una tarde, mientras practicaban, se acercó un hombre grande, de barba espesa y mirada severa.

"¿Qué están haciendo aquí? ¡El fútbol es para los fuertes! Ustedes no tienen posibilidades de jugar en un equipo profesional".

Valen se sintió triste y a punto de rendirse, pero Lila lo miró y le dijo:

"No dejes que te desanime. Tu pasión es tu fuerza. Vamos a mostrarle que somos capaces de hacer lo que queramos."

Con el apoyo de Lila, Valen decidió no rendirse. Unos días después, se enteraron de que el club de fútbol de La Estrella Dorada iba a hacer pruebas. Valen sabía que esta podía ser su oportunidad. Con mucha emoción, Y también nervios, se preparó para el gran día.

El día de la prueba, el sol brillaba intensamente. Valen se puso su camiseta y tomó su balón. Cuando llegó al club, vio a un montón de chicos altos y fuertes, y su corazón latía rápido. Se sintió pequeño y asustado, pero recordó lo que Lila le había dicho.

"Si ponés tu corazón en el juego, todo es posible".

Cuando llegó su turno, Valen salió al campo. Al principio era difícil, pero recordó todo lo que había practicado con Lila. Corrió, dribló y hasta hizo un gol. Cada vez que lograba algo, sentía que la confianza crecía en él.

Después de la prueba, el entrenador se acercó.

"¡Buen trabajo, chico! Tienes mucho talento. Eres pequeño, pero tus habilidades son asombrosas".

Valen apenas podía creerlo. ¡Había impresionado al entrenador! Sin embargo, había un giro inesperado: el entrenador le explicó que iban a elegir solo a unos pocos jugadores para el equipo.

"Yo creo que tienes la pasión necesaria, pero necesitamos que sigas trabajando en tu físico y habilidad".

Valen se sintió un poco desanimado al escuchar que no había sido seleccionado de inmediato, pero recordó las palabras de Lila.

"Esto no es el final; esto es solo el comienzo".

Valen siguió practicando con Lila todos los días después de la escuela. Con el tiempo, él creció no solo en estatura, sino también en confianza. Volvió a audicionar para el equipo, y esta vez fue elegido.

"¡Lo hiciste, Valen! Te lo dije, la pasión y la dedicación siempre dan frutos".

"Todo esto gracias a tu apoyo, Lila. ¡Eres la mejor!".

Finalmente, Valen no solo jugó en La Estrella Dorada, sino que también se convirtió en un gran amigo del equipo, donde aprendió que el verdadero significado del fútbol era el amor por el juego y la unión entre compañeros.

Así, Valen y Lila vivieron muchos partidos y aventuras juntos, siempre recordando que la pasión y la amistad son las mejores herramientas para alcanzar cualquier sueño.

Y así, el pequeño Valen descubrió que no importaba la altura si lo que lo impulsaba era el amor por el fútbol.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!