El Gran Sueño del Pato y la Gallina
En una granja llena de colores y sonidos, vivían un pato llamado Pato y una gallina llamada Gali. Pato era un pato aventurero que soñaba con volar alto en el cielo, mientras que Gali se contentaba con corretear por el corral y picotear granos en el suelo.
Una mañana, mientras Gali tomaba su desayuno, Pato llegó nadando por un charco cercano, lleno de energía y entusiasmo.
"¡Gali, Gali! ¡Hoy es el día!" - gritó Pato, agitando sus alas.
"¿Hoy es el día de qué?" - preguntó Gali, picoteando un grano.
"¡Hoy voy a volar! ¡He estado practicando durante semanas!" - contestó Pato con una sonrisa.
"¿Volar? Pero... ¡tú no puedes volar!" - respondió Gali, un poco sorprendida.
"Eso dicen, pero yo creo que sí puedo. Solo necesito un poco de ayuda. ¿Me acompañas?" - pidió Pato.
Gali dudó un momento, pero al ver la determinación en los ojos de su amigo, decidió apoyarlo.
"Está bien, pero ¿cómo planeas hacerlo?" - inquirió Gali, intrigada.
Pato pensó y pensó hasta que se le ocurrió una idea. Fue a buscar un gran sombrero de paja y lo llevó al centro del corral.
"Voy a ponerme este sombrero en la cabeza para que me ayude a volar. ¡Y tú me ayudarás a lanzarme!" - exclamó Pato emocionado.
Gali miró el sombrero y luego a Pato. Sabía que no era una idea convencional, pero la fe de su amigo era contagiosa.
"Está bien, Pato. ¡Hagámoslo!" - dijo Gali con una sonrisa.
Los dos amigos se prepararon. Gali se colocó detrás de Pato, tomó aire y comenzó a contar.
"Uno... Dos... ¡Tres!" - gritó Gali mientras empujaba a Pato.
Pato voló... ¡un poquito! Pero se cayó justo en un montón de heno.
"¡Eso fue increíble! Pero necesito más impulso." - dijo Pato, riendo y sacudiéndose el heno.
"Quizás deberías intentarlo desde el árbol más alto," sugirió Gali.
Y así lo hicieron. Subieron al gran árbol de la granja, un lugar desde donde se podía ver toda la granja.
Cuando llegaron a la cima, Gali se asomó y dijo:
"¿Estás seguro que deseas hacer esto?"
"¡Sí! ¡Estoy listo!" - exclamó Pato, sin miedo y lleno de confianza.
Gali lo ayudó a prepararse una vez más. En esa altura, Pato se sintió más valiente que nunca. Con el viento acariciando sus plumas, gritó con todas sus fuerzas:
"¡Aquí voy!"
Se lanzó del árbol, pero al caer, Pato giró y, para su sorpresa, sus alas comenzaron a abrirse un poco más. Aunque no voló exactamente como un ave, logró deslizarse suavemente por el aire antes de aterrizar en un arbusto de moras.
Gali aplaudió desde el árbol:
"¡Lo hiciste! ¡Deslizaste en el aire! ¡Eres un aventurero!"
Pato, riendo y feliz, dijo:
"No volé como una paloma, pero lo disfruté un montón. Gracias por ayudarme, Gali. No importa cuán alto quiera llegar, lo más importante es tener un buen amigo al lado."
Desde ese día, Pato aprendió que no se trata solo de alcanzar sus sueños, sino también de disfrutar el viaje y hacer lo que amas. Y Gali, la gallina que antes solo picoteaba, se convirtió en una gran amiga que siempre apoyaba a su compañero.
Y así, en la granja llena de colores, Pato y Gali descubrieron que los sueños se viven mejor en compañía.
FIN.