El Gran Tesoro de Ciudad Impositiva
En un pequeño país llamado Ciudad Impositiva, los ciudadanos estaban emocionados por el anuncio de una gran fiesta comunitaria que se llevaría a cabo en la Plaza del Esfuerzo. Pero había un problemita. La plaza estaba un poco descuidada y no podían celebrarlo sin antes limpiarla y decorarla.
El alcalde, un hombre sabio llamado Don Tesoro, reunió a los habitantes de la ciudad para hablar sobre cómo podrían juntar fondos para embellecer la plaza.
"Queridos vecinos, tenemos un gran reto por delante. Necesitamos recaudar dinero para que la fiesta sea un éxito. ¿Alguna idea?" - preguntó Don Tesoro.
Entre el público, una niña llamada Lila levantó la mano y dijo:
"¿Y si vendemos galletitas? ¡Podríamos hacer un gran puesto!"
"¡Esa es una idea genial, Lila! Pero nos hace falta más dinero que solo lo que obtendremos de las galletitas" - respondió el alcalde.
Un anciano del pueblo, abuelo Jorge, sugirió:
"Quizás podamos hablar sobre los impuestos. Siempre he oído que son importantes, pero no estoy seguro de cómo funcionan..."
Intrigados, todos comenzaron a murmurar. Lila, que siempre había sido curiosa, decidió que debía aprender más.
Al día siguiente, fue al parque a hablar con un amigo de su papá, el contador Ricardo. La pequeña Lila comenzó:
"¡Hola, contador Ricardo! Me gustaría saber qué son los impuestos y por qué son importantes".
Ricardo sonrió y le dijo:
"Claro, Lila. Los impuestos son como las semillas que plantamos en nuestra comunidad. Cuando cada uno de nosotros aporta, esas semillas crecen y se convierten en servicios que todos usamos. Por ejemplo, el dinero que recaudamos ayuda a construir escuelas, hospitales y también para mantener la limpieza de nuestros parques".
Lila no tardó en decir:
"Entiendo, pero ¿por qué algunos pagan más impuestos que otros?"
Ricardo le explicó:
"Buena pregunta. Los impuestos pueden ser diferentes. Algunos son como un porcentaje de lo que cada uno gana, y otros son una tarifa fija. Esto se hace para que todos contribuyan de acuerdo a sus posibilidades, para que nuestra comunidad crezca como un todo".
Lila comenzó a dibujar en su cuaderno mientras pensaba.
"Entonces, si juntamos mucho dinero, podremos arreglar la plaza y hacer la gran fiesta, ¿verdad?"
"Exactamente, Lila. Y también podremos ayudar a aquellos que necesitan más apoyo" - respondió Ricardo.
Motivada, Lila volvió a casa y organizó un encuentro con sus amigos, les explicó lo que había aprendido y les propuso:
"¡Hagamos un mercadito! Todos podemos poner algo. La venta será para recaudar fondos para la plaza y así también les mostramos a todos lo importante que son los impuestos".
Transcurrieron días, y la ciudad se llenó de risas y trabajo. Niños y adultos se unieron. Hicieron carteles, prepararon dulces, plantas, juguetes usados para vender. Entonces llegó el día del mercadito, y fue un éxito rotundo.
La plaza se llenó de colores y alegría. Al final del día, después de contar el dinero recaudado, Don Tesoro se acercó a Lila:
"Gracias a ustedes, por sus esfuerzos, podremos embellecer esta plaza. Y también por mostrarnos que los impuestos son una forma de cuidar nuestro hogar".
En la gran fiesta, Lila miraba a su alrededor, disfrutando del aire festivo y del tiempo con su comunidad.
Con una sonrisa, le comentó a su amigo:
"¿Ves? El trabajo en equipo y la importancia de contribuir hace que las cosas buenas sucedan".
"Sí, Lila, es como sembrar y luego cosechar" - dijo su amigo, sonriendo.
Desde aquel día, Lila siempre se dedicó a enseñar a sus amigos sobre los impuestos y su importancia, y Ciudad Impositiva floreció gracias a la unión, el esfuerzo y la comprensión de todos sus habitantes. Así, juntos, construyeron no solo una plaza hermosa sino también una comunidad inteligente y responsable.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.