El Gran Torneo de Deportes de la Escuelita



Era un hermoso día en la Escuelita Primaria del barrio, donde todos los niños estaban emocionados. La profesora Rosa había anunciado un Gran Torneo de Deportes que se celebraría al final de la semana. Todos los cursos competirían en distintas disciplinas: fútbol, voleibol, atletismo y hasta en carreras de sacos. Los niños corrían y jugaban en el recreo, llenos de alegría y energía.

”- ¡No puedo esperar para jugar al fútbol! -dijo Martín, un niño ágil y rápido.

”- ¡Yo quiero ganar el torneo de salto! -exclamó Sofía, que siempre había sido buena en el atletismo.

Pero no todos estaban emocionados. Lucas, un niño un poco más callado, se sentaba en el recreo con su libro de cuentos. No le gustaban mucho los deportes, a pesar de que siempre veía a sus amigos jugar desde la distancia.

Un día, mientras todos ensayaban sus habilidades, Martín se acercó a Lucas.

”- ¡Che, Lucas! ¿Por qué no te venís a jugar con nosotros? ¡Es muy divertido!

Lucas miró a sus amigos, corriendo y riendo, y respondió:

”- No sé... No soy muy bueno en los deportes.

Sofía, que había escuchado la conversación, intervino:

”- ¡No importa si no sos bueno! Lo importante es participar y, además, ¡vamos a divertirnos juntos!

- ¿Divertirme? -replicó Lucas, aún dudoso.

La profesora Rosa, que había estado escuchando, se acercó a ellos y sonrió.

”- Lucas, la educación física no solo se trata de ser el mejor en los deportes. Es una oportunidad para aprender a trabajar en equipo, hacer amigos y, lo más importante, estar saludables. Todos tienen la capacidad de disfrutar, cada uno a su manera. ¿Qué te parece si pruebas?

Lucas, un poco convencido, decidió unirse a las prácticas. Al principio, le costó un poco coordinarse en el fútbol, pero Martín y Sofía lo animaban constantemente.

”- ¡Eso es, Lucas! Dale, no tengas miedo. Corre hacia la pelota.

Con el paso de los días, Lucas comenzó a divertirse más. No solo aprendió a correr detrás de la pelota, sino que también descubrió lo bonito de jugar en equipo. Poco a poco, se sintió parte del grupo y comenzó a sonreír más.

Un día, durante un entrenamiento de salto, Lucas se atrevió a saltar más alto. La profesora Rosa lo alentó:

”- ¡Muy bien, Lucas! ¡Vas a ver que todos podemos mejorar si intentamos!

Y así fue. En el torneo, hubo muchos momentos emocionantes. Lucas se unió a la carrera de sacos y logró llegar a la meta, a pesar de que al principio no creía que podría hacerlo.

”- ¡Lo hice! -gritó Lucas, lleno de felicidad.

La sorpresa llegó cuando, al final del torneo, los profesores anunciaron que todos los participantes recibirían una medalla por su esfuerzo.

”- ¡Eso significa que todos somos ganadores! -gritó Sofía, mientras se abrazaban todos juntos.

Lucas se sintió más feliz que nunca. En ese momento comprendió que la educación física no solo se trataba de ser el más rápido o el más fuerte, sino de aprender, compartir y divertirse.

”- Gracias por animarme, chicos. Nunca pensé que disfrutaría tanto. -dijo Lucas con una sonrisa radiante.

Desde entonces, Lucas no sólo se unió a los deportes, sino que también dejó de lado su libro para jugar más con sus amigos. Comprendió que la educación física era muy importante y que había muchos beneficios en moverse, divertirse y hacer ejercicio.

Así, el Gran Torneo de Deportes se convirtió en un recuerdo inolvidable en la Escuelita Primaria, donde aprendieron que la educación física fortalece no solo el cuerpo, sino también la amistad.

FIN.

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