El Gran Torneo de Fútbol y la Aventura de los Perros



En la Unidad Educativa Illimani, todos los alumnos estaban emocionados. Se acercaba el gran torneo de fútbol interclases que se celebraría el sábado. Alex, un nene de diez años con una gran pasión por el fútbol, estaba decidido a llevar a su equipo a la victoria. Con su mejor amigo Francisco a su lado, planearon todos los detalles.

"¿Qué te parece si entrenamos a la mañana antes del torneo?" - propuso Francisco.

"¡Genial! Pero deberíamos llevar a mis perros también. Ellos siempre me animan a seguir adelante" - respondió Alex.

El día del torneo llegó y Alex, Francisco y sus amigos formaron un equipo decidido a jugar su mejor partido. El torneo comenzó con un ambiente festivo y lleno de risas, mientras todos los equipos competían por el primer lugar. Pero lo que Alex no sabía era que sus dos perros, Rocco y Luna, también tenían un plan.

Mientras Alex estaba en el campo luchando por el balón, Rocco y Luna comenzaron a correr alrededor del estadio. Un grupo de niños de otras clases se distrajo, sus miradas estaban fijas en los dos perros jugando.

"¡Mirá esos perros, son increíbles!" - exclamó uno de ellos.

"¡Sí! ¿Quiénes son?" - preguntó otro.

El juego se volvió estresante. El equipo de Alex no estaba logrando anotar, y él sentía la presión creciendo sobre sus hombros.

"No entiendo, estamos jugando bien, ¿por qué no podemos marcar?" - se preguntó Alex, sudando por la dificultad del partido.

De repente, Rocco se acercó a la banda y ladró de una manera que atrajo la atención de todos.

"¡Miralos! ¡Los perros de Alex!" - gritó un niño entre risas.

"¡Vení, Rocco! ¡Luna, también!" - llamó Alex, desatendiendo el partido por un momento.

Durante ese instante de distracción, el equipo contrario marcó un gol.

"¡Ay, no! ¡Estamos perdiendo!" - se angustió Francisco.

Pero Alex se dio cuenta de algo importante. En lugar de desesperarse, llamó a su equipo.

"Equipo, podemos ganar. No se olviden de divertirse. Después de todo, estamos aquí para disfrutar del juego, ¿no?" - dijo Alex decidido.

Inspirados por las palabras de Alex, los chicos empezaron a jugar más sueltos. El segundo tiempo del partido comenzó, y el juego cambió. Con más energía, el equipo de Alex empezó a mover el balón de un lado a otro, acercándose a la portería rival.

Finalmente, después de una bonita jugada en equipo, uno de los jugadores, Mateo, logró que la pelota entrara en la red. ¡Golearon! El grito de alegría se escuchó por todo el campo.

- “¡Lo hicimos! ¡Vamos! ” - holló Francisco mientras saltaba y celebraba con los demás.

Con tiempo suficiente para jugar, ¡el equipo de Alex no se detuvo! Con cada pase y cada jugada, lograron marcar otro gol.

"¡Estamos ganando! ¡No lo puedo creer!" - gritó Alex.

"¡Esto sí es un sueño!" - agregó Francisco con una sonrisa.

El partido llegó a su fin, y aunque el otro equipo también anotó, el resultado final fue 2 – 1 a favor del equipo de Alex. Todos se abrazaron, y entre risas y gritos de alegría, Alex se dio cuenta de que lo más importante no era solamente ganar, sino disfrutar del juego y compartir momentos con amigos.

"Gracias a Rocco y Luna por ser parte de esta aventura también" - rió Alex mientras acariciaba a sus perros.

"¡Sí! ¡También son parte del equipo!" - contestó Francisco.

Después del torneo, el ambiente en la Unidad Educativa Illimani seguía siendo festivo. Alex y Francisco decidieron organizar una jornada de adopción de perros para ayudar a otros animales que necesitaban un hogar, y muchos de sus amigos se unieron a la causa. Todos trabajaron juntos, disfrutando del día mientras compartían y aprendían sobre la importancia de cuidar a los animales.

Al final del día, lo más valioso para Alex era haber aprendido no solo sobre el trabajo en equipo dentro del fútbol, sino también sobre el amor y la responsabilidad que se tiene hacia nuestros amigos de cuatro patas. ¡La gran aventura apenas comenzaba!

FIN.

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