El Gran Torneo de Hogwarts



Era un día soleado en Hogwarts, la famosa escuela de magia. Los estudiantes estaban muy emocionados porque pronto se llevaría a cabo el Gran Torneo Anual, donde estudiantes de diferentes casas competirían en desafíos mágicos. Sin embargo, había un problema: aunque la mayoría de los estudiantes eran buenos y hacían lo correcto, siempre había algunos que preferían hacer travesuras.

Entre esos estudiantes traviesos estaban los gemelos Leo y Lía, que pertenecían a la casa Sombra. Siempre estaban buscando la forma de hacer divertido todo, pero algunas veces sus bromas se volvían un poco pesadas. Por otro lado, estaban Sofía y Tomás, de la casa Luz, que siempre seguían las reglas y eran conocidos por su valentía y bondad.

"¡No puedo esperar al torneo!", dijo Sofía mientras amarraba sus trenzas.

"Yo tampoco", contestó Tomás. "Escuché que este año habrá un desafío sorpresa que nunca se ha hecho antes".

Mientras tanto, los gemelos estaban tramando un plan para hacer que el torneo fuera un poco más interesante de lo que todos esperaban.

"¡Lía! Tengo una idea brillante!", dijo Leo, con una sonrisa traviesa. "¿Y si hacemos que un dragón se escape durante el torneo?".

"¡Eso haría que todos corran!", rió Lía. "Pero... podría ser peligroso".

Leo ignoró la advertencia de su hermana. El día del torneo llegó, y todos los estudiantes estaban en el Gran Salón listo para comenzar. Sofía y Tomás escucharon a Leo y Lía hablando sobre su plan.

"¿Ustedes están locos? ¡No pueden liberar un dragón!" gritó Sofía.

"¡Lo haremos! ¡Sería divertido!", contestó Leo.

Los gemelos echaron un vistazo a sus varitas y, sin pensarlo dos veces, lanzaron un hechizo para liberar un dragón de un escondite en el bosque que estaba cerca de Hogwarts. El dragón salió volando y empezó a dar vueltas por el cielo.

Los estudiantes comenzaron a gritar y correr mientras el dragón rugía. Algunos se asustaron, pero otros se emocionaron. Sin embargo, Sofía y Tomás decidieron que debían hacer algo.

"No podemos dejar que esto continúe", dijo Tomás. "Debemos ayudar a nuestros compañeros".

"¿Cómo?", preguntó Sofía. "Es un dragón y está fuera de control".

Los gemelos finalmente se dieron cuenta de que había ido demasiado lejos, y se sintieron culpables. Decidieron ayudar a Sofía y Tomás.

"Lo siento, no queríamos causar problemas", dijo Lía a los otros. "Solo queríamos que fuera más divertido".

"Ahora debemos ayudar a detener al dragón", añadió Leo.

Sofía tuvo una idea brillante.

"¡Podemos usar un hechizo para calmarlo!".

"¿Tú crees que funcionará?", preguntó Tomás.

"¡Sí! Si unimos nuestras varitas y nuestros poderes, lo haremos juntos. Esto no es un juego, es nuestra responsabilidad".

Los estudiantes se agruparon y formaron un círculo. Sobretodo, Sofía utilizó un antiguo hechizo:

"Con el coraje y la amistad, ¡calma al dragón, ven aquí directo!".

El dragón empezó a disminuir su furia y a relajarse. Los estudiantes, trabajando juntos, finalmente lograron que el dragón regresara al bosque, donde podría estar a salvo.

Mientras el dragón se alejaba, Sofía se volvió hacia Leo y Lía.

"No está mal buscar diversión, pero deben considerar las consecuencias".

"Lo entendemos, lo sentimos mucho", dijeron los gemelos.

El Gran Torneo continuó, y aunque tuvieron que enfrentarse a algunos desafíos difíciles, todos aprendieron una valiosa lección: que la amistad y la responsabilidad eran más fuertes que cualquier travesura. En el espíritu de la diversión, decidieron crear nuevos retos que unieran a los estudiantes de todas las casas, y así nació una nueva tradición en Hogwarts.

Y así, con la unión de todos, Hogwarts se convirtió en un lugar aún más mágico y divertido, donde cada estudiante podía brillar sin importar si eran de la casa Luz o Sombra. El torneo terminó con mucha alegría y los estudiantes comprendieron que en la magia y en la vida, el verdadero poder reside en la amistad y en hacer lo correcto juntos.

FIN.

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