El Gran Torneo de la Amistad



Era un soleado día en el barrio cuando Maite, Chiara, Nahiara y Lauti decidieron organizar un torneo de juegos en el parque. Todos estaban emocionados, excepto por un pequeño malentendido que se había gestado entre ellos.

Maite, una gran fanática de los juegos de mesa, llegó con su tablero de "Aventuras en el Bosque". "Este juego va a ser el mejor", decía entusiasmada mientras colocaba las piezas sobre el césped.

Chiara, que siempre había sido muy competitiva, miró el tablero con desdén. "Eso es demasiado aburrido, Maite. ¡Mejor haremos una carrera de obstáculos!", propuso, con un brillo en los ojos.

Nahiara, que amaba crear cosas nuevas, intervino. "¿Y por qué no hacemos una mezcla? Podría haber carreras y un juego de mesa al mismo tiempo. ¡Sería divertido!".

Pero Lauti, el más pequeño del grupo, se sintió un poco excluido y murmuró. "No quiero correr. No soy tan rápido como ustedes...".

Las palabras de Lauti hicieron que el ambiente cambiara un poco. Maite, sintiendo eso, decidió que lo mejor era que cada uno opine. "Está bien, chicos. ¿Qué les parece si hacemos una lista de juegos y actividades que todos los queramos jugar?".

Chiara aceptó la idea a regañadientes. "De acuerdo, pero que sea rápido. ¡Tengo que ganar!"

Nahiara se animó de inmediato. "¡Sí! Vamos a hacer que cada actividad sea emocionante. ¿Qué les parece si empezamos con un juego de mesa y luego pasamos a las carreras?".

Lauti se sintió aliviado. "¡Me gusta eso! Pero, ¿yo puedo ser el que lanza los dados en el juego?".

Y así, decidieron que el primer juego sería "Aventuras en el Bosque". Maite explicó las reglas y todos comenzaron a jugar. Sin embargo, Chiara estaba tan enfocada en ganar que hizo trampa.

"¡Es solo un poco de diversión! No importa si hago trampa" - dijo Chiara, sonriendo mientras avanzaba de a tres casillas.

Nahiara, que lo notó, puso su mano en el tablero. "Espera, Chiara. Eso no está bien. Jugar limpio es lo que hace que un juego sea divertido para todos".

Chiara se sonrojó, se dio cuenta de que su deseo de ganar la había llevado a olvidarse de la diversión. "Tienes razón, Nahiara. No debería haberlo hecho. ¿Puedo volver atrás y jugar de nuevo?".

Maite sonrió con complicidad. "Por supuesto. Todos merecemos divertirnos juntos. ¡Volvamos a empezar!".

Después de varias risas y aventuras en el tablero, llegó el momento de la carrera. Todos se alinearon, pero esta vez, Lauti estaba nervioso. "¿Y si no puedo correr rápido? No quiero que me dejen atrás...".

Maite, que notó la preocupación de su amigo, acercó su expresión. "Lauti, no se trata de quién llega primero, lo importante es que todos disfrutemos el momento juntos. Tú corres a tu ritmo, ¡y nosotros te apoyaremos!".

Al escuchar eso, Lauti se sintió más confiado. "¡Vamos, entonces!". Y comenzaron la carrera.

Aunque Lauti no fue el primero en llegar, el espíritu de amistad fue lo que más brilló ese día. Todos celebraron la llegada, independientemente de la posición en la que se encontraban. Chiara, Maite, Nahiara y Lauti aprendieron que lo importante no es ganar, sino disfrutar de cada momento juntos, apoyándose y siendo honesto entre ellos.

El día terminó con risas y cuentos bajo un gran árbol, donde compartieron un delicioso picnic. Y, desde ese día, prometieron que siempre organizarían torneos de juegos, pero con una nueva regla: hacerlos siempre en espíritu de amistad, sin importar quién gane. Y así, los cuatro amigos se convirtieron en el mejor equipo del barrio, donde cada uno se sentía valorado y amado.

Y así, la lección aprendida fue clara: la verdadera victoria se encuentra en la amistad y la diversión compartida.

FIN.

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