El gran trabajo en equipo



En un rincón de un jardín lleno de colores, vivía un pequeño ratón llamado Rati. A Rati le encantaba explorar, pero había un problema: siempre se sentía solo. Un día, decidió que quería hacer algo grandioso, así que se puso a pensar en un proyecto: construir una pequeña casa donde todos los animales del jardín pudieran reunirse.

Entusiasmado, Rati se dispuso a hablar con sus amigos sobre su idea.

"¡Chicos! ¡Tengo una idea, y es genial! Vamos a construir una casa donde todos podamos jugar y compartir juntos. ¿Quién se anima a ayudarme?"

Todos los animales del jardín estaban ocupados o no parecían interesados, pero al final, conoció a una cucaracha llamada Cuca, que estaba curiosa.

"Yo quiero ayudarte, Rati. Pero primero, ¿tenés un plan?"

Rati, sin mucha idea de cómo hacerlo, respondió:

"¡Uh, sí, claro! Primero necesitamos materiales… y una pala para cavar!"

Cuca sonrió, y juntos comenzaron su búsqueda. Sin embargo, pronto se encontraron con un obstáculo: el egotista del jardín, el loro Loro, que siempre se preocupaba más por sus propias cosas y no quería saber nada del trabajo en equipo.

Un día, mientras Rati y Cuca recolectaban ramitas y hojas, Loro apareció con un brillo en sus ojos.

"¿Por qué estén trabajando, chicos? ¡No se dan cuenta que podrían estar disfrutando la belleza del jardín como yo!"

Rati, un poco frustrado, le contestó:

"Pero Loro, si no trabajamos juntos, nunca tendremos un lugar donde jugar todos. Además, ¡tu canto también podría alegrar la nueva casa!"

Loro se rió y dijo,

"¡No necesito a nadie para ser feliz! Yo puedo hacer todo lo que quiera solo"

Rati y Cuca, decididos a seguir adelante, continuaron con su proyecto. Un día, mientras trabajaban, se dieron cuenta de que necesitaban ayuda para mover una piedra grande. Rati miró a Cuca y dijo:

"¿Creés que podríamos pedirle ayuda a Loro?"

"¿Crees que querría ayudarnos?"

Rati inhaló hondo y dijo:

"No lo sé, pero no tenemos nada que perder."

Así que juntos fueron a buscar a Loro, que estaba mostrando su plumaje a algunos pajaritos.

"¡Loro! ¿Puedes ayudarnos? , hay una piedra muy pesada y necesitamos tu ayuda"

Loro, que estaba acostumbrado a que todos lo admiraran, decidió hacerles un favor.

"Está bien, pero solo porque yo soy el único que puede hacerlo bien"

Cuando llegaron a la piedra, Loro fue capaz de usar su pico para facilitar todos los movimientos. Al terminar, Rati y Cuca lucían felices, así que se volvieron hacia Loro y

"¡Muchas gracias! No podríamos haberlo hecho sin vos!"

Loro, sintiéndose un poco importante por la admiración que recibió, respondió:

"¡Es cierto! Soy el mejor, ¡pero también soy el más solitario!"

Cuca, que había estado observando, dijo:

"Quizás si te unís a nosotros, ¡disfrutarías más y no estarías solitario!"

Entonces, Loro, sintiéndose atraído por la idea de trabajar en grupo y no sentirse solo, aceptó la propuesta. Desde ese día, él se encargó de volar y buscar más materiales, mientras Rati y Cuca trabajaban en la construcción.

Con el tiempo, el pequeño grupo fue creciendo, y cada vez más animales se unían al proyecto. La casa se convirtió en un lugar de alegría, risas y un ambiente de colaboración.

Un día, cuando la casa estaba lista y todos los animales entraron, Rati se levantó para hablar.

"¡Gracias a todos por ayudar! Aquí tenemos un hogar donde todos somos bienvenidos y donde cada uno tiene un lugar, y eso lo logramos trabajando juntos!"

Loro voló alrededor,

"Este lugar es espectacular. Nunca pensé que necesitaba de ustedes, pero ahora veo que la alegría está en compartir y trabajar juntos".

Rati, Cuca y Loro se miraron, y en ese momento, sabían que habían creado algo mucho más grande que una casa: habían creado una amistad. Y fue así como, en un pequeño rincón de un colorido jardín, un ratón, una cucaracha y un loro egotista, aprendieron que el trabajo en equipo trae no solo resultados, sino felicidad.

FIN.

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