El Gran Viaje Aéreo por Puerto Rico



Era un día soleado en Puerto Rico y un grupo de niños del área metropolitana de San Juan se preparaba para una aventura inolvidable. En el centro de la ciudad, un enorme avión de colores brillantes estaba estacionado, listo para llevar a sus pasajeros a un gran viaje por diez pueblos de la isla. Los niños, emocionados y llenos de energía, se subieron al avión, que llevaba el nombre de —"Eduviaje" .

"¡Miren! ¡El avión tiene una sonrisa!" - dijo Sofía, mientras señalaba la carita pintada en la parte delantera del avión.

"Es el avión más divertido que he visto en mi vida" - agregó Lucas, un poco nervioso pero ansioso por despegar.

El piloto, un loro llamado Pedro, tenía un chaleco de piloto y una gorra que le quedaba un poco grande.

"¡Bienvenidos a bordo, pequeños viajeros! Soy Pedro, el loro piloto, y hoy vamos a encontrar lugares divertidos en nuestro recorrido. ¡Abróchense los cinturones!" - exclamó mientras movía sus alas emocionadamente.

El avión despegó, y pronto avistaron el primer pueblo: Bayamón. Allí visitaron un parque con un tobogán gigante que parecía tocar el cielo.

"¡Vamos! ¡El primero en llegar al tobogán es el rey de la montaña!" - gritó Mateo, corriendo hacia la estructura.

Después de jugar un rato, siguieron rumbo a Guaynabo, donde se encontraban los coloridos murales.

"Estos murales cuentan historias de nuestra cultura" - dijo Sofía mientras admiraba las pinturas.

"¡Quiero tomarme una foto aquí!" - exclamó Lucas, y todos posaron frente a un mural de un coquí.

Volaron a Caguas, donde encontraron un pequeño zoológico lleno de animales. Allí, pudieron alimentar a las cabras.

"¡Mirá cómo les gusta el pasto! Siempre pensé que sólo los conejitos eran así de tiernos" - comentó Valentina, riendo mientras trataba de acariciar a una cabra.

Siguieron su vuelo hacia Trujillo Alto, donde visitaron un centro de ciencias donde hicieron experimentos divertidos.

"¡Mirá! ¡Hice un volcán que erupciona!" - gritó Mateo, asombrado con su creación.

Los niños estaban tan cautivados que Pedro, el loro piloto, decidió volar un poco más alto hasta llegar a Las Piedras, donde había un área de juegos de agua.

"¡Es como un parque de diversiones en el agua!" - exclamó Lucas, mientras corría hacia la fuente.

"¡A jugar! ¡Splash!" - reía Sofía, salpicando agua a todos.

Posteriormente, aterrizaron en Fajardo para explorar un jardín botánico lleno de plantas exóticas.

"¿Sabían que algunas de estas plantas solo crecen en Puerto Rico?" - les dijo Pedro, quien se había convertido en su guía.

Los siguientes destinos fueron Río Grande y Luquillo, donde pudieron disfrutar de la playa y aprender sobre la importancia de cuidar el medio ambiente.

"¿Por qué tenemos que cuidar las playas, Pedro?" - preguntó Valentina.

"Porque son el hogar de muchas criaturas hermosas y debemos protegerlas para las futuras generaciones" - respondió el loro, enseñando sobre la biodiversidad.

Pronto llegaron a Carolina, donde hicieron una parada en un museo de arte, aprendiendo sobre artistas locales.

"El arte es una forma de expresar lo que llevamos dentro" - dijo Mateo, sintiéndose inspirado por una obra colorida.

Finalmente, hicieron su último vuelo hacia Santurce, donde disfrutaron de un festival lleno de música y baile. La energía y la alegría eran contagiosas.

"¡Bailen conmigo!" - gritaba Pedro, invitando a todos a unirse al jolgorio.

La aventura había sido inolvidable. Después de visitar todos esos lugares, los niños volaron de regreso a San Juan, sin parar de contar para contarles a sus familias lo que habían aprendido.

"¿Cuál fue su lugar favorito?" - preguntó Sofía mientras todos se acomodaban en sus asientos.

"¡El parque de agua, por supuesto!" - respondió Lucas.

"¡Yo me quedo con el zoológico!" - agregó Valentina.

Y así, con sonrisas y llenos de recuerdos, el avión aterrizó. Los niños prometieron volver a visitar cada uno de esos lugares y compartir sus historias con otros.

"¡Hasta la próxima aventura!" - gritó Pedro mientras se despedían, deseando que siempre existieran más oportunidades para aprender y divertirse juntos.

FIN.

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