El Gran Viaje de Burro y Berta
Había una vez en una verde y tranquila granja un burro llamado Burro. Era conocido por todos como el burro más bueno, bonito y cariñoso de la región. Burro siempre ayudaba a los animales de la granja y tenía una gran amiga llamada Berta, una pequeña gallina muy curiosa.
Un día, mientras Burro pastaba en el campo, Berta se acercó emocionada.
"¡Burro! ¡Burro!" - gritó Berta, alzando sus alitas llenas de entusiasmo. "¡Escuché que en el bosque hay un lugar mágico donde los sueños se hacen realidad!"
"¿En serio, Berta?" - preguntó Burro, moviendo su larga oreja. "¿Y qué sucede allí?"
"¡Dicen que hay un lago que brilla y un árbol que habla!" - continuó Berta. "¡Debemos ir!"
"¡Vamos!" - exclamó Burro.
Y así, bajo el cálido sol de la mañana, Burro y Berta decidieron emprender el gran viaje hacia el bosque mágico. Caminaron juntos, disfrutando del paisaje mientras Berta picoteaba aquí y allá.
Al llegar al bosque, el aire olía a flores frescas y se escuchaban cantos de pájaros. De pronto, se encontraron con un camino cubierto de piedras brillantes.
"¡Mirá, Burro!" - dijo Berta, saltando de emoción. "¿Ves esas piedras? ¡Sigamos ese camino!"
"Está bien, Berta. Pero hay que tener cuidado, no sabemos qué puede haber más adelante."
Mientras avanzaban, se encontraron con una tortuga llamada Tula, que estaba atrapada entre unas ramas.
"Hola, amigos. ¿Pueden ayudarme, por favor?" - pidió Tula con voz temblorosa.
"¡Por supuesto!" - dijo Burro rápidamente. "Berta, ven, ayúdame a mover estas ramas. Uno, dos, tres..."
"...¡ya!" - completó Berta, esforzándose al máximo.
Con su esfuerzo conjunto, lograron liberar a Tula.
"¡Gracias, gracias! Son unos verdaderos héroes." - exclamó Tula, emocionada. "Como recompensa, les diré cómo llegar al lago mágico. ¡Sigan derecho y luego a la izquierda!"
Burro y Berta agradecieron a Tula y siguieron el nuevo camino señalado. Después de un rato, llegaron a un lago que brillaba como si estuviera lleno de estrellas.
"¡Es asombroso!" - dijo Burro, maravillado. "Nunca vi algo así."
"¡Y debe ser más mágico aún!" - agregó Berta, feliz. "¡Vamos a tocar el agua!"
Cuando tocaron el agua, de repente, el lago comenzó a brillar más intensamente y apareció un árbol enorme que comenzó a hablar.
"¡Saludos, viajeros! Soy el Guardián del Lago. Han demostrado ser amables y ayudar a quienes lo necesitan. Como recompensa, se les concederá un deseo. ¿Qué desean?"
Burro y Berta se miraron, reflexionando.
"Yo deseo que todos los animales del bosque sean felices y nunca tengan problemas."
"Y yo deseo que siempre podamos ayudar a los demás, como hicimos con Tula." - agregó Berta.
El Guardián sonrió y dijo:
"Sus deseos han sido escuchados. Desde ahora, la bondad y la alegría reinarán en este bosque."
Con un estruendo de palmas, el lago se iluminó aún más, y de pronto, todos los animales comenzaron a bailar y cantar.
Burro y Berta festejaron, sintiéndose orgullosos de su acto desinteresado y de haber unido sus corazones en una causa tan noble.
Y así, regresaron a su granja, no solo con historias mágicas, sino acompañados de una gran lección: que ayudar a los demás es lo más maravilloso de todo.
Como prometieron, continuaron ayudando a sus amigos de la granja, viviendo felices y compartiendo su bondad, convirtiéndose en un ejemplo inspirador para animales y humanos.
Fin.
FIN.