El Gran Viaje de Dino



Había una vez, en una selva prehistórica llena de árboles gigantes y ríos cristalinos, un pequeño dinosaurio llamado Dino. Dino era un dinosaurio brontosaurio, conocido por su largo cuello y su gran corazón. Aunque era un poco más pequeño que los demás dinosaurios, tenía un gran sueño: conocer el mar.

Un día, mientras se encontraba jugando con sus amigos, Dino les dijo:

"¡Quiero ir al mar! Siempre he escuchado que el agua es azul como el cielo y las olas son como música. Me encantaría verlo con mis propios ojos."

Sus amigos, el velociraptor Raptor y la triceratops Trica, lo miraron sorprendidos.

"Pero Dino, el mar está muy lejos. Hay que atravesar bosques densos y ríos caudalosos. No es fácil llegar allí," dijo Raptor, con su voz rápida.

"Además, los grandes dinosaurios ruidosos podrían asustarnos en el camino," agregó Trica, frotándose la cabeza con una de sus patas.

Dino respondió con determinación:

"¡Pero si no lo intento, nunca lo sabré! Quiero vivir una aventura. ¿Me acompañan?"

Los amigos, viendo el brillo en sus ojos, decidieron unirse a él.

Al día siguiente, se empacaron bien, llenaron un pequeño saco con hojas y frutas y comenzaron su viaje hacia el mar. Mientras avanzaban, se encontraron con un imponente muro de árboles. La selva era densa y oscura.

"No creo que podamos pasar por aquí, este lugar es aterrador," dijo Trica con voz temblorosa.

Dino, sin dudar, miró a sus amigos y propuso:

"Podemos trabajar juntos. Si todos empujamos, tal vez podamos mover algunas ramas."

Sumados por el valor de Dino, empujaron y empujaron, y para su sorpresa, lograron abrirse camino. Al salir, se encontraron con un brillante río que cortaba su camino.

"¿Y ahora? No sé nadar y parece muy profundo, " dijo Raptor.

"Podemos construir una balsa con estas ramas y hojas. Así podremos cruzar," sugirió Dino, imaginando e inspirando a sus amigos.

Juntos, recolectaron varias ramas y las amarraron con lianas. Con mucho esfuerzo y risas, lograron armar su balsa y comenzaron a cruzar el río. Al llegar al otro lado, celebraron emocionados.

"¡Lo logramos, amigos! ¡Estamos más cerca del mar!" gritó Dino.

Después de varios días caminando y sorteando desafíos, finalmente llegaron a la cima de una colina. Desde allí, pudieron ver el brillante océano azul extendiéndose hasta donde alcanzaban la vista.

"¡El mar! ¡Es hermoso!" exclamó Trica, con los ojos llenos de asombro.

Dino, lleno de alegría, bajó corriendo por la colina, seguido de sus amigos. La sensación del agua fresca en sus patas fue increíble. Se zambulleron y jugaron en la orilla, disfrutando de su recompensa por el esfuerzo.

Mientras jugaba en el agua, Dino se dio cuenta de que lo más valioso de su aventura no solo era el destino, sino también el camino recorrido y las experiencias compartidas.

Satisfechos y felices, Dino, Raptor y Trica, sabían que podían enfrentar cualquier obstáculo juntos y que siempre hay un lugar especial esperándolos, sin importar cuán lejos esté. Al mirar el horizonte, Dino sonrió y dijo:

"¡Ahora ya sé que puedo lograr cualquier cosa si tengo a mis amigos a mi lado!"

Y así, regresaron a casa, llenos de historias y experiencias que contar, así como una gran amistad que los unía aún más. Desde ese día, Dino nunca dejó de soñar y siempre recordaba lo importante de perseguir sus sueños y valorar la compañía de sus seres queridos en cada aventura.

FIN.

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