El gran viaje de Don Álamo


Había una vez un hermoso bosque donde vivían muchos animales y plantas. En ese bosque, se encontraba un imponente árbol gigante llamado Don Álamo.

Don Álamo era el árbol más alto y fuerte de todo el bosque, y todos los animales lo admiraban. Un día, mientras Don Álamo disfrutaba del sol en lo alto de sus ramas, vio a un nene chiquito que caminaba perdido entre los árboles.

El niño parecía asustado y confundido, así que el árbol decidió ayudarlo. - ¡Eh! Pequeño niño, ¿necesitas ayuda? - preguntó Don Álamo con su voz profunda. El nene miró hacia arriba sorprendido por la voz del árbol y respondió:- Sí, estoy perdido. No sé cómo volver a casa.

Don Álamo movió sus ramas para crear una sombra protectora sobre el niño y le dijo:- Tranquilo, pequeño amigo. Yo te guiaré hasta tu hogar.

Pero primero debemos encontrar a alguien que conozca muy bien este bosque: la ratita Sabrina. El nene sonrió emocionado ante la idea de hacer nuevos amigos y ser rescatado por un enorme árbol parlanchín. Juntos emprendieron su búsqueda hasta llegar al agujero donde vivía Sabrina.

- ¡Ratita Sabrina! ¡Necesitamos tu ayuda! - gritó el niño mientras golpeaba suavemente la entrada del agujero. Sabrina salió corriendo asustada pero se detuvo al ver al nene junto a Don Álamo. - ¡Oh, hola! ¿Quiénes son ustedes? - preguntó Sabrina con curiosidad.

El nene y Don Álamo le contaron sobre la situación del niño perdido y cómo necesitaban su ayuda para encontrar su hogar. Sabrina se ofreció de inmediato a ayudarlos y juntos emprendieron el camino hacia la casa30.

Mientras caminaban, encontraron una jirafa llamada Lola que estaba triste porque no podía alcanzar las hojas más altas de los árboles para alimentarse. El nene, Don Álamo y Sabrina decidieron ayudarla también.

- ¡No te preocupes, Lola! Nosotros encontraremos una solución - dijo el niño con determinación. Don Álamo levantó al nene en sus ramas hasta que pudo alcanzar las hojas más altas y dárselas a Lola. La jirafa estaba tan emocionada que comenzó a saltar de alegría mientras comía.

Después de un rato, lograron llegar a casa30 gracias al valioso conocimiento del bosque que tenía Sabrina. El nene abrazó a sus padres con lágrimas de felicidad mientras les contaba todas las aventuras que había vivido junto a sus nuevos amigos.

Desde ese día, el nene chiquito visitaba regularmente el bosque y siempre jugaba con Don Álamo, Sabrina y Lola. Juntos aprendieron importantes lecciones sobre la amistad, la solidaridad y la importancia de ayudarse mutuamente.

Y así fue como un árbol gigante, un nene chiquito, una ratita adorable y una jirafa simpática demostraron que, sin importar nuestras diferencias, siempre podemos trabajar juntos para superar cualquier obstáculo y hacer del mundo un lugar mejor. El fin.

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