El Gran Viaje de Fin de Curso
Era un hermoso día soleado en el Jardín de Infantes Arcoíris. Todos los niños estaban muy emocionados porque era el último día de clases. La Seño Lola reunió a sus alumnos en el patio y les dijo:
"Queridos chicos, ¡hoy celebramos todo lo que aprendimos juntos este año!"
Los ojos de los niños brillaban. A pesar de la alegría, una nube de tristeza se asomaba porque sabían que tendrían que despedirse. La pequeña Sofi preguntó:
"¿Seño, no vamos a volver a vernos?"
La Seño Lola sonrió y respondió:
"Por supuesto que sí, pero cada uno de ustedes empezará una nueva aventura en primaria. ¡Pero hoy vamos a celebrar todo lo que compartimos juntos!"
Los niños comenzaron a recordar los momentos felices del año. Mateo se acordó de cuando pintaron el mural del jardín.
"¿Se acuerdan cuando mezclamos los colores y salió un verde brillante? Fue el más lindo de todos".
Todos rieron y la pequeña Valentina dijo:
"Y cuando hicimos la obra de teatro de Caperucita, ¡fue muy divertido!"
Pero en medio de la charla, Luchi, un niño un poco tímido, permanecía callado. La Seño Lola se acercó a él y preguntó:
"Luchi, ¿qué es lo que más recordás?"
Después de dudar un momento, Luchi miró a sus amigos y dijo:
"Me acuerdo cuando hicimos un viaje a la granja. ¡Vi una vaca de verdad!"
Todo el grupo gritó de alegría mientras recordaban los animales que habían visto.
"¿Y la vez que hicimos slime? Eso fue una locura".
De repente, el cielo se nubló un poco y comenzó a soplar un ventarrón. Todos miraron hacia arriba y Sofi exclamó:
"¡Parece que se acerca una tormenta!"
La Seño Lola, sin perder la calma, propuso hacer algo especial.
"Nosotros podemos crear un recuerdo de este verano. ¿Qué les parece si construimos un gran mural con todas nuestras aventuras?"
Los chicos se entusiasmaron y empezaron a recolectar materiales: cartones, dibujos, y hasta conchitas de la playa que habían traído. Mientras trabajaban, un rayo retumbó y Luchi murmuró asustado.
"¿Y si nunca más nos volvemos a ver?"
Valentina, siempre optimista, le dio un fuerte abrazo y dijo:
"¡Claro que sí! Siempre viviremos en el corazón de cada uno. ¡Esta amistad nunca se va a romper!"
La Seño Lola intervino:
"Además, si cada uno lleva su parte del mural a su nueva escuela, siempre recordarán el Jardín de Infantes Arcoíris. Cada vez que vean su parte, pensarán en la diversión y en lo que aprendieron juntos".
Con esa idea, todos se pusieron a trabajar con más energía, pintando, dibujando y riendo, mientras que la tormenta pasaba rápido. El mural quedó espectacular, lleno de colores, risas y recuerdos.
Cuando terminaron, todos se sentaron alrededor del mural. La Seño Lola los miró con cariño y les dijo:
"Hoy no es una despedida, es un comienzo. Siempre llevarán estas memorias y lo que aprendieron en su corazón".
Entonces, cada uno de los niños compartió un deseo o un último recuerdo que guardarían. La pequeña Sofi dijo:
"Quiero ser amiga de todos aunque estemos en diferentes escuelas".
Matthew añadió:
"Sí, ¡vamos a hacernos cartas!"
La Seño Lola sonrió mientras escuchaba las ideas de sus pequeños.
"Así, cada vez que lean una carta del otro, recordarán que su amistad es más fuerte que la distancia".
Y así fue como, aunque se despedían de su Jardín, López y sus amigos se prometieron que el próximo año se volverían a reunir bajo el mismo cielo y que los recuerdos siempre vivirían en sus corazones. El Gran Viaje en el Jardín de Infantes Arcoíris había llegado a su fin, pero una aventura apenas comenzaba.
FIN.