El Gran Viaje de Lía y Tomás por los Biomas



Una mañana soleada, Lía y su amigo Tomás, un curioso pájaro, decidieron emprender un gran viaje a través de diferentes biomas. "Vamos a descubrir el mundo juntos!" dijo Lía con una gran sonrisa. Tomás, emocionado, respondió: "¡Sí! Quiero ver todo lo que hay en la Tierra!".

Primero, llegaron a la selva tropical. Las altas y verdes plantas les dieron la bienvenida. "¡Mirá cuántos colores!" exclamó Lía. De repente, un mono los saludó:

"¡Hola, amigos! Yo soy Miguel. ¿Quieren jugar?"

"¡Claro que sí!" dijeron Lía y Tomás, bailando entre las lianas. Miguel les mostró cómo las plantas de la selva eran hogar de millones de insectos, aves y animales. "Este es uno de los biomas más ricos del mundo!" comentó.

Después de un rato de diversión, decidieron partir. Miguel les indicó el camino hacia el desierto. Al llegar, el sol brillaba intensamente. Lía, sorprendida, dijo:

"Es tan caluroso aquí. ¿Dónde están todos los animales?"

Justo en ese momento, un camello llamado Carla apareció y respondió:

"¡Hola! Aquí estamos un poco más escondidos. ¡Ven, déjame mostrarte!". Carla los llevó a un oasis donde encontraron flamencos y peces.

"Aquí, aunque parezca que no hay vida, siempre hay algún lugar donde encontrar agua y alimentos" dijo Carla.

"¡Qué interesante!" dijo Tomás, admirado.

Luego, Lía y Tomás continuaron su aventura. Al cruzar una montaña, llegaron a la tundra. El viento soplaba frío y la nieve cubría todo. Allí conocieron a un zorrito llamado Zuri:

"¡Hola, viajeros! ¡Qué frío hace! ¿De dónde vienen?"

"Venimos de la selva y el desierto, ¡y ahora estamos aquí!" contestó Lía.

"¿Sabían que, aquí, los animales tienen un pelaje muy grueso para sobrevivir al frío?" preguntó Zuri, mientras mostraba su espléndido abrigo de lana.

"¡Sí, y cómo se camuflan con la nieve!" exclamó Tomás.

Continuaron su viaje y llegaron a la pradera. Allí, la hierba crecía alta y los animales corrían libremente. Un bisonte llamado Beto se les acercó:

"¡Hola! Son los nuevos visitantes. ¡Acompáñenme!". Beto los llevó a ver un grupo de ciervos y poblaciones de aves.

"Aquí en la pradera, todos vivimos en grandes manadas y buscamos comida juntos" explicó Beto.

"¡Eso parece muy divertido!" dijo Lía mientras corría detrás de los ciervos.

Por último, llegaron a un hermoso bosque. Allí conocieron a una anciana tortuga llamada Torti:

"¡Saluden! Aquí en el bosque es todo un mundo de vida" dijo Torti.

"¡Hola, Torti! ¿Puedes mostrarnos lo que hay?" pidió Lía.

"Claro que sí, pero donde vean un árbol, hay vida. Los pájaros hacen nidos, los ciervos se esconden y los insectos viven su día a día entre las hojas" explicó.

Al caer la tarde, Lía y Tomás se sentaron a descansar.

"¡Vaya aventura! Ahora entiendo muchos biomas y cómo se conectan todos" dijo Tomás, sonriente.

"Sí, cada lugar es especial y tiene su magia" agregó Lía.

Con la luz de la luna brillando, Lía cerró los ojos y soñó con su próximo gran viaje.

Y así, nuestra pequeña aventurera y su amigo volarían nuevamente, listos para aprender más sobre el maravilloso planeta que habitaban.

Desde aquel día, prometieron cuidar cada bioma y sus habitantes, porque sabían que juntos, todos formaban un solo hogar.

FIN.

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