El Gran Viaje de Lila y el Dragón
Había una vez, en un hermoso bosque lleno de flores de colores, una pequeña niña llamada Lila. Lila era curiosa y le encantaba explorar. Un día, mientras paseaba cerca de un arroyo, encontró un misterioso mapa que parecía antiguo.
- ¡Mamá, mamá! -gritó Lila mientras corría hacia su casa-. ¡Encontré un mapa! ¿Podemos ir a buscar el tesoro?
- Querida Lila, ¿estás segura de que quieres ir? El tesoro puede estar en un lugar peligroso -respondió su madre, un poco preocupada.
- ¡Sí, mamá! -contestó Lila entusiasmada-. Tengo que averiguarlo.
Después de convencer a su madre y prepararse para la aventura, Lila tomó su mochila, llenándola con una buena merienda y una linterna, y partió hacia la montaña que aparecía en el mapa. Caminó y caminó, pensando en el tesoro que la esperaba.
En el camino, encontró a un pequeño dragón atrapado entre unas ramas.
- ¡Ayúdame! -dijo el dragón, con voz temblorosa-. Estoy atrapado y no puedo salir.
Lila se detuvo al ver la situación y, sin dudarlo, comenzó a quitar las ramas que lo aprisionaban.
- ¡Gracias! -exclamó el dragón al fin liberado-. Me llamo Draki. ¿A dónde vas con ese mapa?
- Voy a buscar un tesoro. ¿Quieres venir conmigo? -preguntó Lila emocionada.
- ¡Claro! -respondió Draki, batiendo sus alas con alegría. Pero antes, debemos tener cuidado; he oído que hay un troll que cuida los caminos de la montaña.
- No me asusta un troll -dijo Lila valientemente, aunque en el fondo sentía un poco de miedo.
Juntos, Lila y Draki continuaron su aventura, y al poco tiempo, se encontraron con el temido troll. Era un ser enorme, con gran nariz y barbas enredadas.
- ¿Qué hacen aquí, pequeños? -rugió el troll.
- Vamos en busca de un tesoro -respondió Lila, temblando un poco.
- Para cruzar, deberán contestar una pregunta -dijo el troll con una sonrisa traviesa-. ¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Lila miró a Draki, y juntos pensaron.
- Pienso que... -comenzó Lila con confianza-, el secreto para ser feliz es compartir momentos con los que queremos, y ayudar a otros cuando lo necesitan.
El troll se quedó en silencio, sorprendido por la respuesta.
- ¡Has acertado! -gritó el troll, riendo-. Pueden pasar, pero recuerden: la verdadera felicidad no se encuentra en los tesoros materiales.
Lila y Draki siguieron su camino, y tras varias horas de aventuras, llegaron a la cima de la montaña. Allí, encontraron el lugar donde el mapa señalaba que estaba el tesoro.
- ¡Mirá! -dijo Lila, señalando un viejo cofre cubierto de tierra.
Ambos lo desenterraron, y cuando abrieron el cofre, en lugar de oro y joyas, encontraron libros llenos de historias, dibujos y aprendizajes.
- ¡Es un tesoro de conocimientos! -exclamó Lila sorprendida.
- Sí, y podríamos compartirlo con otros -sugirió Draki, sonriendo con los ojos llenos de brillo.
Antes de regresar a casa, Lila y Draki decidieron llevarse algunos libros y prometieron regresar al bosque para mostrarle a todos los amigos las maravillas que habían encontrado.
De regreso a su hogar, Lila se sintió más rica que nunca. No importaba que el cofre no estuviera lleno de oro, porque había aprendido que lo más valioso es la amistad, la aventura, y el conocimiento que podemos compartir con los demás.
Y así, Lila y Draki se convirtieron en los mejores amigos, exploradores del bosque, siempre en busca de nuevas aventuras y tesoros que compartir.
FIN.