El Gran Viaje de Lila y Rocco
Érase una vez en un colorido pueblo llamado Arcoíris, una niña llamada Lila y su mejor amigo, un perro llamado Rocco. Un día, mientras jugaban en el jardín, Lila encontró un viejo mapa.
"¡Mirá, Rocco!" - dijo Lila emocionada. "¡Parece que hay un tesoro escondido en el Bosque Brillante!"
"¡Guau! Vamos a buscarlo, Lila!" - ladró Rocco moviendo la cola.
Lila y Rocco se prepararon para la aventura. Lila se puso su sombrero de exploradora y Rocco, su pañuelo rojo.
En el camino, se encontraron con una mariposa llamada Miri.
"Hola, Miri!" - saludó Lila.
"¡Hola, Lila y Rocco! ¿A dónde van?" - preguntó Miri.
"Vamos a encontrar un tesoro en el Bosque Brillante!" - contestó Lila.
"¿Saben que el bosque está lleno de sorpresas? ¡Tengan cuidado!" - advirtió Miri.
"No te preocupes, Miri. ¡Estamos listos para la aventura!" - dijo Rocco confiado.
Así que continuaron su camino. Cuando llegaron al bosque, todo se veía diferente, lleno de árboles altos y flores de todos los colores.
"¡Esto es hermoso!" - exclamó Lila.
De repente, escucharon un sonido extraño.
"¿Qué fue eso?" - preguntó Lila asustada.
"¡No tengo idea, pero vamos a descubrirlo!" - dijo Rocco.
Ellos se acercaron sigilosamente y vieron a un grupo de conejitos tratando de mover una piedra muy grande.
"Hola, conejitos. ¿Qué pasa?" - preguntó Lila.
"¡Hola! Necesitamos ayuda para mover esta piedra, hay una zanahoria muy rica debajo y no podemos alcanzar!" - dijo uno de los conejitos.
"¡Vamos a ayudar!" - exclamó Lila.
"¡Sí! Juntos podemos lograrlo!" - ladró Rocco.
Así que Lila y Rocco empujaron con todas sus fuerzas y, ¡puf! La piedra se movió.
"¡Gracias!" - dijeron los conejitos, felices.
Con la piedra movida, uno de los conejitos se zambulló y sacó la zanahoria.
"¡Aquí, es para ustedes!" - dijo el conejito, ofreciendo la zanahoria.
"¡Qué bien!" - afirmó Lila. "Pero no podemos aceptarla, ya que ayudamos porque queríamos. ¡Además, no debemos recibir cosas solo porque ayudamos!"
"Tienes razón, Lila! La verdadera recompensa es ayudar a los demás." - añadió Rocco.
Después de ayudar a los conejitos, siguieron su camino hacia el tesoro. Encontraron un arroyo lleno de piedras brillantes.
"¡Mirá, Lila, esas piedras son como el mapa!" - gritó Rocco.
"¡Sí! Pero no puedo recogerlas. Necesito una forma de cruzar el arroyo!" - dijo Lila.
"Déjame pensar..." - murmuró Rocco. De repente, se le ocurrió una idea.
"¡Podemos usar esas ramas largas para hacer un puente!" - sugirió.
"¡Esa es una gran idea, Rocco!" - respondió Lila.
Así que juntos, recolectaron ramas y construyeron un pequeño puente.
"¡Lo logramos!" - cantó Lila, y cruzaron el arroyo con cuidado.
Al llegar al otro lado, encontraron una cueva misteriosa.
"El mapa dice que el tesoro está aquí dentro," - explicó Lila.
"¿Entramos?" - preguntó Rocco con un poco de miedo.
"Por supuesto, ¡tú estás a mi lado!" - dijo Lila. Y así, entraron a la cueva.
Dentro, encontraron un cofre dorado lleno de libros.
"¡Es un tesoro de historias!" - gritó Lila, abriendo un libro y mostrando lindas imágenes.
"¡Qué fantástico!" - ladró Rocco. “¡Los cuentos nos llevan a mil lugares!"
"¡Sí! Este es el mejor tesoro de todos, porque podemos aprender y soñar! ” - dijo Lila.
Y así, Lila y Rocco regresaron a casa felices, llevando consigo su tesoro de libros, recordando que la verdadera aventura está en aprender y ayudar a los demás.
Desde ese día, cada vez que encontraban un libro, Lila decía:
"¡Aventuras esperando a ser contadas!" - y Rocco respondía "¡Y amigos listos para escucharlas!"
Y vivieron felices, compartiendo historias con todos sus amigos del pueblo.
Moraleja: Ayudar a los demás y aprender son tesoros que siempre debemos buscar y compartir.
FIN.