El Gran Viaje de Lila y Tomás



En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivían dos amigos inseparables, Lila y Tomás. Desde pequeños, siempre miraban la misma montaña a lo lejos y soñaban con explorar lo que había más allá de las nubes.

Un día, mientras jugaban en el jardín de Lila, un pájaro muy colorido se posó sobre la cerca y empezó a cantar. Intrigados, se acercaron y el pájaro les dijo: -Hola, amigos. Soy Pícaro, el loro viajero. ¡¿Quieren conocer otros paisajes y climas del planeta? ! -

Los ojos de Lila y Tomás brillaron de emoción. -¡Sí! – respondieron al unísono.

- Entonces, ¡prepárense para un gran viaje! – dijo Pícaro.

Sin pensarlo dos veces, se subieron a las alas del loro y, en un abrir y cerrar de ojos, volaron hacia un cálido y soleado desierto.

Al aterrizar, sintieron el calor abrasador. -Esto es increíble, pero hace mucho calor aquí – comentó Tomás.

- ¡Miren esas dunas! – exclamó Lila, entusiasmada.

Mientras exploraban el desierto, encontraron animales como camellos y lémures, ¡e incluso un oasis escondido! Pero pronto se dieron cuenta de que el calor era demasiado fuerte. -Necesitamos un lugar más fresco – dijo Lila con preocupación.

Pícaro, siempre sabio y divertido, se ríe y dice: -¡Vamos a las montañas, allí el clima es fresco y el paisaje es hermoso! -

Con un giro mágico, emprendieron el vuelo nuevamente y llegaron a un lugar cubierto de nieve. -¡Es increíblemente frío aquí! – gritó Tomás mientras hacía una bola de nieve y se la lanzaba a Lila.

- ¡Parece un paisaje de cuento de hadas! – respondió ella, mientras se reía.

Se deslizaron por colinas nevosas y construyeron un muñeco de nieve, pero pronto la falta de calor comenzó a incomodarles. -No puedo sentir mis dedos – reclamó Tomás.

Pícaro, cazador de aventuras, dijo: -Es hora de que busquemos un clima templado, ¡vayamos a la selva! -

Y así, ¡volaron una vez más! Pasaron de la nevada altura a la desbordante selva llena de sonidos vibrantes y colores. Aquí, entre palmeras y plantas tropicales, descubrieron un mundo lleno de vida.

- ¡Esto es maravilloso! – comentó Lila mientras observaba tucanes volar. -Pero, ¿y el aire húmedo? ¡Me hace sentir pegajosa! -

- Creo que necesitamos un clima más seco – dijo Tomás, un poco abrumado por la humedad.

- ¡Voy a mostrarles un relieve montañoso que tiene un clima ideal! – sugirió Pícaro, mientras los guiaba hacia el siguiente destino.

Finalmente llegaron a un mágico valle rodeado de montañas, donde los días eran soleados y las noches frescas y estrelladas. -¡Es el lugar perfecto! – exclamó Lila.

Sin embargo, al explorar, se encontraron con un pequeño río que había desbordado y estaba inundando el valle. -¡Oh no! ¿Qué hacemos? – gritó Tomás.

Pícaro pensó durante un momento y luego dijo: -¡Vamos a ayudar! Si construimos un dique con piedras, podremos desviar el agua y salvar el valle.-

Así que todos se pusieron manos a la obra. Reunieron piedras, palos y hojas. Con esfuerzo y teamwork lograron construir el dique justo a tiempo.

- ¡Lo hicimos! – gritaron juntos al ver que el rio empezaba a retroceder.

El lugar se volvió un paraíso nuevamente. Los animales salieron, agradecidos por su ayuda, e incluso organizaron una fiesta para celebrar.

- Hoy aprendimos que cada clima, cada paisaje, tiene su belleza y su desafío – dijo Lila mientras disfrutaban de una rica comida con frutas frescas de la selva.

- ¡Y lo importante es que trabajando juntos podemos superar cualquier dificultad! – añadió Tomás mientras levantaba su vaso de jugo.

Cuando llegó la hora de regresar a casa, Pícaro les dijo: -Recuerden que siempre habrá un nuevo paisaje por descubrir, y no importa si hace calor, frío o hay humedad, ustedes tienen la fuerza en su amistad para hacer frente a cualquier aventura. ¡Hasta pronto, amigos! -

Así, el loro voló hacia el horizonte, mientras Lila y Tomás regresaban a su pequeño pueblo, listos para soñar con su siguiente aventura juntos.

FIN.

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