El Gran Viaje de los Alimentos
Era un día soleado en la escuela de la pequeña ciudad de Puebloverde. El Profesor Martín, un hombre alegre y sabio, había preparado una lección especial para sus alumnos de cuarto grado. Hoy, iban a aprender sobre de dónde vienen los alimentos que consumen cada día. Con un mapa del mundo y una pizarra llena de dibujos, Martín se disponía a hacer su clase memorable.
"Buenos días, chicos, ¡hoy viajaremos por el mundo de los alimentos!" -exclamó el profesor, mientras señalaba el mapa. "¿Alguno de ustedes sabe de dónde viene el pollo que comemos?"
Las manos se levantaron rápidamente.
"¡De la granja, profe!" -dijo Clara, una niña con grandes ojos curiosos.
"¡Exacto, Clara!" -respondió el profesor sonriendo, "El pollo vive en las granjas, donde los granjeros se encargan de alimentarlos y cuidarlos. ¿Y qué hay de las frutas y verduras?"-
"¡Del campo!" -gritó Lucas, emocionado.
"¡Sí, Lucas!" -dijo el profesor, "las frutas y verduras crecen en el campo, donde la tierra, el sol y el agua hacen su magia. Pero, ¿alguien sabe de dónde vienen los pescados?"-
"¡Del mar!" -gritó Sofía, haciendo saltar su mano como si fuera una ola del océano.
"¡Perfecto, Sofía!" -respondió Martín, mientras dibujaba una ola en la pizarra. "Hoy, vamos a hacer un recorrido especial. Con su imaginación, viajaremos a cada uno de estos lugares. ¿Listos?"-
Los chicos, encantados, asintieron con entusiasmo.
Martín comenzó el viaje.
"Primero, vamos a la granja, ¡todos a subir al autobús!" -les dijo mientras alzaba su voz.
Los niños cerraron los ojos, y cuando los abrieron, se encontraban en una animada granja. El sonido de las gallinas cacareando y las vacas mugiendo los rodeaba.
"Miren, ahí está el granjero!" -exclamó Clara.
"¿Qué hace?" -preguntó Lucas.
"Está cuidando a sus animales, los alimenta y los cuida," -le explicó el profesor. "Gracias a él, nosotros tenemos carne y huevos frescos. ¿Quieren probar un huevo?"-
Los chicos asintieron, y en un instante, todos estaban degustando un exquisito huevo frito preparado por el granjero.
"¡Mmm, está delicioso!" -dijo Sofía entre sonrisas.
"Ahora, a la siguiente parada, ¡al campo!" -dijo el profesor.
Al abrir los ojos, se encontraron rodeados de hermosos campos llenos de coloridas flores, tomates, y maíz.
"¡Qué lindo!" -dijo Clara mientras olfateaba el aire fresco.
"Miren, allí están los campesinos recogiendo las verduras!" -exclamó Lucas.
"¡Vamos a ayudarles!" -propuesto Sofía, corriendo hacia ellos.
Los tres niños corrieron alegremente a ayudar a los campesinos a recolectar tomates.
"Gracias, chicos!" -dijo uno de los campesinos. "De aquí sale el alimento que llega a sus mesas. ¡Y el trabajo en el campo es muy importante!"-
Al poco tiempo, los niños tenían un cesto lleno de tomates.
"Esta fue una gran recolección!" -dijo Martín orgulloso.
"¡Vamos al mar!" -propuso Lucas, ya impaciente por el siguiente destino.
Con un parpadeo, se encontraban en la playa, oyendo las olas y sintiendo la brisa del mar en su cara.
"¡El mar!" -gritó Sofía, corriendo hacia las olas. "¡Voy a buscar un pez!"-
"Espérame!" -gritó Clara, mientras trataba de alcanzarla.
Pronto, se encontraron con un pescador que estaba sacando redes del agua.
"¡Hola, niños!" -dijo el pescador. "¿Quieren ayudarme a revisar la red?"-
"¡Sí!" -dijeron al unísono. "Queremos aprender sobre los peces!"-
"¡Genial! Cada día, salgo al mar y recojo pescado fresco. ¡Así es cómo llega a sus platos!" -les explicó el pescador.
Con otra degustación, esta vez de un delicioso sushi creado por el pescador, los niños se sintieron felices y llenos.
"Ahora que saben de dónde vienen los alimentos, ¿qué van a hacer con esta información?" -les preguntó el Profesor Martín con una sonrisa.
"Voy a decirle a mamá que compre más frutas y verduras!" -dijo Clara.
"¡Y yo voy a comer más pescado!" -agregó Sofía, sonriendo.
"¡Yo quiero visitar una granja!" -exclamó Lucas.
El profesor se sintió orgulloso de sus alumnos.
"¡Eso es! Recuerden que cada alimento tiene una historia y detrás hay un gran esfuerzo de muchas personas. ¡Gracias por acompañarme en este viaje!"-
De regreso a la escuela, los niños llevaban consigo no solo datos, sino también experiencias y un nuevo respeto por la comida que ponían en sus platos cada día.
"¡Miren! ¡Ya estoy preparando un proyecto sobre los alimentos!" -dijo Lucas, entusiasmado.
"Yo también quiero ayudar!" -dijo Clara.
"¡Yo también!" -gritó Sofía.
Y así, entre risas y alboroto, los niños planearon su próximo proyecto, uno donde compartirían todo lo aprendido sobre los alimentos, sus orígenes y la importancia de comer saludablemente.
El profesor Martín sonrió, sabiendo que había sembrado una semilla de conocimiento en sus corazones. Y esa semilla, como los alimentos de la tierra, siempre crecería.
FIN.