El Gran Viaje de los Pequeños Exploradores



Era un soleado día de diciembre en la Escuela del Arco Iris. Todos los chicos estaban muy emocionados porque era su última semana en jardín de infantes. La maestra Lila, con su sonrisa siempre brillante, les había preparado una gran sorpresa: una fiesta de despedida.

"¡Hola, pequeños exploradores!" - dijo la maestra Lila con una voz llena de alegría "Hoy, vamos a celebrar todos los momentos hermosos que compartimos en el jardín y mirar hacia adelante a las aventuras que nos esperan en primer grado."

Todos aplaudieron y gritaban de emoción. Sin embargo, había un niño llamado Tobi que se veía triste. Sus amigos, al notarlo, se acercaron a él.

"¿Tobi, qué te pasa?" - preguntó Sofía, su mejor amiga.

"No quiero irme. Me da miedo cambiar de escuela y no tener a la maestra Lila ni a ustedes. ¡Voy a extrañar este lugar!" - respondió Tobi, mirando al suelo.

La maestra Lila se acercó y se agachó a la altura de Tobi.

"Es normal sentirse un poco nervioso ante lo desconocido, querido Tobi. Pero a veces, los cambios traen cosas maravillosas. ¿Qué te gustaría aprender en primer grado?" - le preguntó con una sonrisa comprensiva.

Tobi pensó durante un momento y luego exclamó:

"¡Me encantaría aprender a leer!"

"¡Y a jugar al fútbol!" - dijo Lucas, otro amigo.

"Y a dibujar como los grandes artistas!" - gritó Sofía emocionada.

La maestra Lila sonrió.

"Entonces, hagamos un trato. ¿Qué les parece si hacemos una cápsula del tiempo con nuestros sueños de primer grado? Podemos abrirla al final de año para ver lo que hemos logrado."

Los ojos de todos los niños se iluminaron.

"¡Sí! ¡Es una gran idea!" - respondieron al unísono.

"¿Y cómo la hacemos?" - preguntó Lucas.

La maestra Lila les trajo una caja de cartón y herramientas para decorarla. Los niños empezaron a escribir sus sueños en papeles coloridos.

"Yo quiero ser astronauta y viajar a la luna!" - dijo Lucas mientras decoraba la caja con estrellas.

"Yo quiero ser el mejor futbolista de todos!" - dijo Sofía mientras dibujaba una pelota.

"Y yo quiero leer libros de aventuras sobre dragones!" - dijo Tobi mientras sonreía por primera vez.

Cada uno colocó su papel dentro de la caja y la decoraron con cariño. Luego, la maestra Lila les dijo:

"Ahora, ¿qué les parece si hacemos un brindis?" - dijo levantando su jugo de naranja "Por todos los logros que nos esperan y las nuevas amistades que haremos en primer grado. ¡Salud!"

"¡Salud!" - gritaron todos levantando sus vasos.

Mientras todos disfrutaban de juegos y risas, Tobi se sintió un poco más tranquilo.

Al finalizar la fiesta, cada niño se llevó a casa un pequeño recuerdo de su etapa en el jardín. Tobi encontró un pequeño libro de cuentos que la maestra Lila le había regalado.

"¡Leere todos los días!" - se prometió a sí mismo.

"¡Hasta luego jardín, nos vemos en primer grado!" - gritó el resto de los chicos mientras se marchaban.

Esa noche, Tobi se acostó con su libro y se sintió emocionado.

"Tal vez el primer grado no sea tan malo después de todo", pensó mientras soñaba con dragones y aventuras en la luna.

Y así, los pequeños exploradores no solo celebraron su despedida, sino que sembraron las semillas de sus sueños para la nueva aventura que les esperaba, recordando siempre que cada final es solo un nuevo comienzo.

FIN.

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