El Gran Viaje de Michi
En un pequeño barrio, vivía un michi llamado Gato. Gato era un felino curioso con un pelaje atigrado y ojos grandes que brillaban como estrellas. Siempre soñaba con explorar el mundo más allá de su hogar. Un día, decidió que era el momento de vivir su gran aventura.
"Hoy es el día ideal para salir a conocer el mundo", pensó Gato mientras estiraba sus patitas suaves.
Al salir de su casa, Gato se encontró con su amiga, la tortuga Tito.
"¿Dónde vas, Gato?" - preguntó Tito, moviendo su cabeza lentamente.
"¡Voy a conocer lugares nuevos!", contestó Gato emocionado.
"¡Ten cuidado!" - aconsejó Tito con voz firme. "El mundo es grande y puede ser peligroso."
"No te preocupes, tengo ocho vidas para explorar!" - dijo Gato, riendo mientras se alejaba.
Gato caminó por el barrio hasta que encontró un hermoso parque lleno de flores y árboles. De repente, un grupo de pájaros voló sobre su cabeza, y él decidió seguirlos. Los pájaros lo llevaron a un lago brillante.
"¡Qué lugar más hermoso!" - exclamó Gato, admirando el paisaje.
Allí conoció a una rana llamada Rana, que brincaba por las orillas.
"¡Hola, Gato!" - saludó Rana con un tono alegre. "¿Por qué no te unes a nosotros en una carrera?"
"¡Suena divertido!" - respondió Gato, y juntos comenzaron a jugar.
Gato estaba tan feliz que no se dio cuenta de que había perdido la pista de los pájaros. Después de un rato, se dio cuenta que estaba solo y asustado.
"Oh no, ¿cómo volveré a casa?" - murmuró Gato, sintiéndose un poco perdido.
Rana notó la preocupación en su rostro.
"No te preocupes, Gato. Todos tenemos momentos en los que nos sentimos perdidos. Pero siempre hay una forma de regresar."
Con la ayuda de Rana, quien conocía bien el parque, Gato aprendió a observar los caminos y a seguir las señales de la naturaleza. Juntos encontraron huellas de otros animales y plantas que les guiaban hacia la salida.
"Mirá esas flores rojas, ese es un buen punto de referencia" - sugirió Rana.
"¡Genial!" - dijo Gato, sintiéndose más aliviado.
Tras un rato de búsqueda, Gato y Rana finalmente llegaron a la salida del parque.
"¡Lo logré!" - gritó Gato, saltando de alegría. "Gracias, Rana. No lo habría logrado sin vos."
"Siempre es bueno ayudar a un amigo" - respondió Rana con una sonrisa. "Y nunca te olvides, a veces el camino puede ser complicado, pero cada paso que das te enseña algo nuevo."
Cuando Gato finalmente regresó a su casa, estaba cansado pero feliz. Aprendió que el mundo era fascinante, pero también que pedir ayuda y tener amigos era fundamental en cualquier aventura.
"¡Mañana seguiré explorando!" - se dijo Gato mientras se acomodaba en su cama.
Y así, Gato se durmió soñando con sus próximas aventuras, sabiendo que siempre llevaría consigo lo que había aprendido: que la curiosidad y la amistad son las mejores compañeras de viaje.
FIN.