El Gran Viaje de Silvia y Andrés
Silvia era una niña muy inquieta y curiosa, siempre buscando nuevas aventuras. Un día, su amigo Andrés empezó a correr por todas partes, recorriendo la ciudad, la playa y los cerros. Sin embargo, siempre dejaba a Silvia y su bici atrás. Un poco triste por esto, Silvia decidió que ya era hora de hacer algo al respecto.
Un día, cuando Andrés salió a correr, Silvia lo siguió en su bici. "¡Espera, Andrés! ¡Espérame!" gritó Silvia, pedaleando con todas sus fuerzas. "No me esperes, Silvia. Soy muy rápido para ti", respondió Andrés desde lejos. Pero Silvia no se dio por vencida y continuó pedaleando detrás de su amigo.
Después de un rato, Andrés se detuvo sorprendido al ver que Silvia lo había alcanzado. "¿Cómo hiciste para alcanzarme?", preguntó asombrado. "Yo también puedo ser rápida, solo que lo hago de otra manera", respondió Silvia sonriendo.
A partir de ese día, Silvia y Andrés se convirtieron en grandes compañeros de aventuras. Juntos recorrieron la ciudad, la playa y los cerros, cada uno a su propio ritmo, pero siempre apoyándose mutuamente. Descubrieron que no importa la velocidad con la que se avance, sino el disfrutar del viaje y de la compañía.
La amistad entre Silvia y Andrés floreció gracias a la comprensión y el respeto por las diferencias. Aprendieron que cada persona tiene su propio ritmo y habilidades, y que lo importante es compartir momentos especiales juntos. Siempre recordarían que la verdadera aventura no está en llegar primero, sino en disfrutar el camino con quienes te importan.
FIN.