El Gran Viaje de Tobi y sus Amigos



En un pequeño pueblo llamado Arcoíris, vivía un conejo llamado Tobi. Tobi era un conejito muy curioso que siempre soñaba con conocer los lugares más lejanos. Un día, mientras exploraba el bosque, encontró a sus amigos: Lila, la tortuga, y Max, el pajarito.

"¡Hola, Tobi! ¿Adónde vas?" - preguntó Lila, moviendo su caparazón.

"¡Quiero conocer la Montaña Ronda! Dicen que desde allí se puede ver todo el valle. ¡Vamos juntos!" - dijo Tobi, saltando de alegría.

Max, que había estado posado en una rama, batió sus alas emocionado.

"¡Yo quiero ir! Pero hay que ser cuidadosos. El camino puede ser peligroso."

Sin pensarlo dos veces, los tres amigos comenzaron su aventura. Caminaban, saltaban y volaban, disfrutando del paisaje. Pero, a medida que avanzaban, encontraron un río caudaloso que cortaba el camino.

"¡Oh no! ¿Cómo vamos a cruzar?" - se lamentó Lila, mirando el agua con temor.

"Podemos construir un puente con troncos. Juntos lo lograremos!" - propuso Tobi.

Los amigos se pusieron manos a la obra. Tobi traía troncos pequeños, Lila, con su fuerza, empujaba los más grandes, y Max volaba de un lado a otro buscando las mejores piezas. Después de un rato, lograron construir un puente seguro.

"¡Listo! Ahora a cruzar con cuidado" - dijo Max, emocionado.

Uno a uno, cruzaron el puente. Pero justo cuando Tobi estaba por llegar al otro lado, se le resbaló una patita y cayó al agua.

"¡Ayuda!" - gritó Tobi, mientras luchaba con la corriente.

"¡Sujétate de mi caparazón!" - gritó Lila, acercándose lo más posible al borde del río.

Tobi logró aferrarse y, con mucha fuerza, Lila lo ayudó a salir del agua.

"¡Gracias, Lila! Eres muy fuerte" - dijo Tobi, temblando un poco.

"No hay de qué, amigo. Siempre debemos ayudarnos entre amigos" - respondió Lila, sonriendo.

Finalmente, tras muchas aventuras, los amigos llegaron a la Montaña Ronda. Desde allí, pudieron ver todo el valle y, al fondo, el pueblo de Arcoíris.

"¡Mirá qué lindo se ve todo desde aquí!" - exclamó Max, abriendo sus alas con alegría.

Pero de repente, un rayo de sol los deslumbró, y al mirar al otro lado, vieron una colina llena de flores de colores.

"Nunca había visto algo tan hermoso" - dijo Tobi.

"Deberíamos ir allí también," propuso Lila.

Y así, sin pensarlo, comenzaron a descender la montaña. Mientras bajaban, decidieron hacer una parada para jugar en el campo de flores.

Un nuevo reto apareció cuando se encontraron con un grupo de ardillas que estaban discutiendo. Las ardillas estaban molestas porque había alguien que siempre les quitaba sus nueces.

"¡Yo me encargaré!" - dijo Tobi, decidido a ayudar.

"¿Cómo lo haremos?" - preguntó Lila.

"Podemos atrapar al que se lleva las nueces y hablar con él. Tal vez no sepa que está causando problemas" - sugirió Max.

Con un plan en mente, se escondieron detrás de un árbol y esperar a que el ladrón apareciera. Tras un rato, un zorro astuto apareció, cargando una nuez en sus patas. Los amigos salieron de detrás del árbol y le dijeron:

"¡Alto ahí! Sabemos que te estás llevando las nueces de las ardillas. ¿Por qué lo haces?" - preguntó Tobi.

El zorro, un poco sorprendido por la valentía de los amigos, respondió:

"Lo siento, no sabía que les hacía daño. Solo tenía un poco de hambre".

"Si tienes hambre, podemos compartir las nueces, pero no deberías robar" - dijo Lila, mirando al zorro con ternura.

El zorro aceptó la oferta y prometió no volver a robar jamás. Desde ese día, se hicieron amigos y compartían las nueces en armonía.

Al final de su aventura, Tobi y sus amigos regresaron a casa, cansados pero felices. Habían atravesado ríos, ayudado a ardillas y conocido nuevas amistades.

"Cada aventura es mejor cuando la compartimos" - reflexionó Max, mientras Tobi y Lila asentían con la cabeza.

Desde ese día, Tobi no solo había hecho amigos, sino que también aprendió que la amistad y la colaboración son las mejores herramientas para resolver cualquier problema en el camino de la vida.

FIN.

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