El Gran Viaje de Víctor y Nelly
Había una vez, en un barrio lleno de árboles y colores, un niño llamado Víctor que siempre estaba lleno de curiosidad. Le encantaba explorar el parque cercano a su casa y hacer nuevos amigos. Un día, mientras corría tras una mariposa, conoció a Nelly, una chica de rulos dorados y una sonrisa brillante.
"¡Hola! - dijo Víctor con emoción. - ¿Quieres jugar conmigo?"
"¡Claro! - respondió Nelly. - ¡Vamos a atrapar mariposas!"
Desde ese día, Víctor y Nelly se hicieron inseparables. Juntos compartían risas, travesuras y sueños de aventuras. Pero con el tiempo, algo cambió: sus padres tuvieron discusiones y decidieron separarse.
Víctor se sintió triste y confuso. Su mamá le explicó lo que estaba pasando.
"Los adultos a veces tienen problemas, cariño. Eso no significa que no te amamos."
"Pero, ¿por qué no pueden resolverlo?"
"A veces, es mejor estar separados para ser felices. Aunque siempre seremos una familia."
Por su parte, Nelly también atravesaba un momento complicado. Su papá y su mamá no estaban de acuerdo en muchas cosas y eso llevaba a que se distanciaran. Un día, mientras jugaban en el parque, Nelly le confesó a Víctor:
"Mis papás pelean mucho. A veces me siento muy sola."
"Yo también me siento así a veces. Pero, ¿sabes qué? ¡Podemos ser amigos para siempre!"
Ambos decidieron que a pesar de lo que pasaba en casa, su amistad sería inquebrantable. Así que un día, tuvieron una idea brillante: hacer un gran viaje juntos en su imaginación. Comenzaron a soñar con un viaje a la luna.
"¿Qué llevarías si fueras a la luna?" - preguntó Víctor.
"¡Llevaría un cohete de chocolate y muchas golosinas!" - respondió Nelly, riendo.
Se pusieron a dibujar su cohete de chocolate y planearon todo lo que harían en la luna. Con cada línea que garabateaban, encontraban la felicidad en su aventura. Mientras dibujaban y reían, Víctor tuvo una idea.
"¿Y si hacemos un cuento sobre nuestro viaje?"
"¡Sí! Podemos contarle a nuestros papás. ¡Ellos también podrían necesitar un poco de magia!"
Al día siguiente se reunieron en casa de Nelly y presentaron su cuento a los padres de ambos. La historia hablaba de un viaje donde los riesgos se hacían aventuras y donde los problemas se convertían en oportunidades para aprender. Al principio, los papás no sabían cómo reaccionar.
"Esto es muy lindo, chicos, - dijo la mamá de Nelly, un poco sorprendida. - ¿No les parece un poco... peculiar?"
"No, mamá. Es nuestra forma de decir que, aunque tengamos problemas, siempre podemos encontrar momentos de alegría y sueños entre nosotros."
Los padres, conmovidos por la inocencia y la creatividad de los niños, comenzaron a conversar entre ellos. Se dieron cuenta de que, a pesar de sus diferencias, también podían trabajar juntos, especialmente por el bienestar de sus hijos. Fue un giro inesperado; sus conflictos parecía que estaban acercándose a una resolución.
"Tal vez deberíamos hacer algo juntos también, como una salida de fin de semana. ¿Qué les parece?" - sugirió el papá de Víctor, tímidamente.
Los adultos comenzaron a planear una salida al parque todos juntos, mientras que Víctor y Nelly se miraban y sonreían aliviados. Sus pequeñas aventuras habían influido en sus padres de maneras sorprendentes.
Finalmente, la gran salida al parque llegó. Hicieron un picnic, jugaron al frisbee, y los padres comenzaron a comunicarse más abiertamente. Al caer la tarde, mientras observaban a los niños correr y reír, los papás se dieron cuenta de que aunque las cosas habían cambiado, el amor que tenían hacia sus hijos y la amistad que habían creado era más fuerte.
"Gracias, Víctor y Nelly - dijo la mamá de Nelly -. Ustedes han hecho un gran trabajo ayudándonos a ver lo que realmente importa en nuestras vidas."
"Sí, ¡son unos genios! - agregó el papá de Víctor. - Nunca deberíamos olvidar la magia de la amistad."
Ese día, los cuatro decidieron que juntos podrían enfrentar cualquier desafío, mientras los niños seguían soñando con ir a la luna, porque sabían que, aunque la vida a veces es complicada, siempre habría un camino hacia la felicidad, si estaban juntos.
Y así, Víctor y Nelly aprendieron que, a pesar de los cambios, la amistad y el amor verdadero pueden iluminar hasta los días más grises.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.