El Gran Viaje de Wiracocha y los Dioses de Hanan Pacha



En un tiempo muy lejano, antes de que existieran los hombres y las mujeres, todo era oscuridad y silencio. En el vasto vacío, habitaba Wiracocha, el dios creador. Desde su morada en Hanan Pacha, el cielo, miraba con amor a lo que podría ser el mundo.

Una noche estrellada, Wiracocha decidió que estaba listo para dar vida. "Voy a crear montañas, ríos y animales. Pero, ¿puedo hacerlo solo?"- pensó, mirando el infinito. Entonces decidió convocar a los otros dioses de Hanan Pacha para que lo ayudaran.

Bajo la luz de la luna, los dioses llegaron a la reunión. Entre ellos estaban Inti, el dios del sol, y Mama Quilla, la diosa de la luna. "Wiracocha, venimos a ayudarte. ¿Cómo comenzamos?"- preguntó Inti, sonriente.

"Vamos a hacer que cada uno de ustedes aporte su esencia al mundo. Inti, tú darás luz y calor. Mama Quilla, tú inspirarás los sueños en las noches. Y a los demás dioses, les daré tareas especiales. ¡Vamos!"- dijo Wiracocha emocionado.

Con un movimiento de sus manos, Wiracocha dio forma a las montañas. "¡Oh, pero me olvidé del agua!"- exclamó. "Mizki, ven aquí, tú traes la lluvia y los ríos."- Y así, Mizki creó los ríos que cruzaban las montañas brillantes.

Con cada dios contribuyendo, pronto el mundo se llenó de colores y sonidos. "Todo se ve maravilloso, pero me falta algo muy especial,"- dijo Wiracocha. "¡Quiero que exista el amor entre las criaturas!"-

Así que, añadió un toque mágico a la creación. "Que cada ser que habite esta tierra tenga la capacidad de amar y ser amado,"- proclamó con voz potente.

Poco a poco, animales comenzó a poblar el mundo. Conejos, ciervos, aves. Sin embargo, a medida que el tiempo pasaba, Wiracocha notó que había un problema. Un pequeño grupo de pumas jóvenes, que eran fuertes y veloces, comenzaron a asustar a los conejos. "¡Oh, no! Esto no está bien. Quiero que todos vivan en armonía"- se preocupó Wiracocha.

Decidido a solucionar el conflicto, se acercó a los pumas. "Queridos amigos, ¿por qué asustan a los conejos?"- preguntó amablemente. Uno de los pumas, llamado Mishi, le respondió: "Necesitamos comer, gran Wiracocha, pero no queremos hacer daño."-

"Entiendo, Mishi. Tengo una idea. Que los conejos sean rápidos y astutos, y que los pumas aprendan a ser compasivos y encontrar comidas del bosque en lugar de asustar a otros."-

Los dioses se unieron nuevamente y juntos hicieron que los conejos adquirieran gran velocidad y astucia, mientras los pumas aprendieron valiosas lecciones sobre el respeto a la vida. "Así es como vivirán juntos en armonía,"- dijo Wiracocha con una sonrisa.

Los animales comenzaron a celebrar su nueva amistad. Inti brillaba más que nunca y Mama Quilla iluminaba el cielo con sus suaves reflejos. En ese momento, Wiracocha miró hacia su creación y sintió una alegría inmensa. "Fíjense, mis queridos dioses, ¡hemos creado un mundo lleno de amor y respeto!"- exclamó emocionado.

Los dioses aplaudieron y dieron gracias a Wiracocha, y desde ese día, el mundo siguió prosperando, todos los seres vivos aprendieron a vivir juntos. Las montañas, los ríos, los animales y los hombres se unieron en una danza de vida regida por el amor, todo gracias a la colaboración y la comprensión de los dioses de Hanan Pacha.

Y así, Wiracocha miró al horizonte y sonrió, porque sabía que había hecho algo grandioso.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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