El Gran Viaje del Barco de Papel



Un día nublado en el barrio, Lucas y su hermano menor, Mateo, decidieron quedarse en casa debido a la lluvia. Desde la ventana, observaron cómo las gotas deslizaban por el cristal.

"No podemos quedarnos aquí todo el día. ¡Hay que hacer algo divertido!" - dijo Lucas, emocionado.

Mateo miró a su hermano con curiosidad.

"¿Pero qué podemos hacer? Está lloviendo y tenemos que quedarnos adentro..." - respondió, con un tono de desánimo.

Entonces, Lucas tuvo una brillante idea.

"¡Construyamos un barco de papel!" - sugirió, sonriendo.

Matando de curiosidad, le preguntó:

"¿Un barco de papel? ¿De verdad se va a mover en la lluvia?"

"¡Claro! Si lo hacemos bien, podremos dejarlo ir en el arroyo que se forma en la esquina. Es como un viaje por el mar, solo que de papel. ¡Vamos!" - exclamó Lucas, con la chispa de la aventura en sus ojos.

Ambos se pusieron a trabajar. Con una hoja de papel que encontraron en la mesa, Lucas mostró a Mateo cómo doblarla. Juntos, con risas y juegos, formaron un hermoso barco de papel que llevaba el nombre de "El Sueño Navegante".

"Mirá qué lindo quedó" - dijo Mateo, admirando su obra maestra.

"¡Es perfecto! Ahora solo falta llevarlo al agua. ¡Vamos!" - gritó Lucas, mientras comenzaban a correr hacia el patio.

Al salir, la lluvia caía más fuerte, pero la emoción era más grande. Corrieron bajo la lluvia, riendo como locos, hasta llegar a una alcantarilla que había acumulado agua.

"¿Lo ponemos aquí?" - preguntó Mateo, dudando un poco.

"Sí, ¡exactamente! Es el lugar perfecto para que navegue. ¡Vamos!" - dijo Lucas mientras colocaba el barco en la corriente.

El barco de papel flotó y comenzó su viaje, moviéndose con el agua.

"Mirá, ¡está avanzando!" - gritó Mateo con alegría.

Los dos hermanos vieron cómo 'El Sueño Navegante' se alejaba, pero de repente, una fuerte corriente arrastró el barco hacia un drenaje más pequeño que evacuaba el agua hacia las alcantarillas.

"¡No, Mateo!" - exclamó Lucas con preocupación. "¡Ese no es el destino que queríamos!"

"¿Y si se pierde para siempre?" - respondió Mateo, mirando con temor como su barco se alejaba.

"No, no lo dejemos ir así. Debemos seguirlo y ver dónde va. Tal vez haya una salida secreta **que nadie conoce**" - propuso Lucas, lleno de optimismo.

Ambos, decididos a rescatar su barco, comenzaron a seguir el olor a agua y tierra mojada, corriendo hasta que llegaron a una pequeña bocacalle. La lluvia cayó más fuerte, pero los hermanos no se dieron por vencidos.

Finalmente, encontraron una pequeña grieta en la vereda. Por allí, parecía haber un desagüe que llevaba el agua hacia otro lugar.

"¿Qué hacemos ahora?" - preguntó Mateo, algo nervioso.

"Sigamos adelante, seguro habrá un final interesante para 'El Sueño Navegante'" - contestó Lucas, tomando la mano de su hermano.

En ese momento, la lluvia comenzó a ceder un poco, y una luz apareció en el horizonte. Siguieron el sonido del agua corriendo, hasta que salieron a un pequeño parque, inundado por la lluvia. A lo lejos, vieron algo asomarse entre los arbustos.

"¡Mirá!" - gritó Mateo, señalando hacia un fuente.

El barco de papel emergía de una corriente que lo había llevado hasta ahí. Flotaba alegremente, como si hubiera disfrutado de una gran aventura.

"¡Lo encontramos! ¡Mirá cómo brilla!" - exclamó Mateo, aliviado.

Lucas corrió hacia el barco y lo recogió, emocionado.

"¿Ves, Mateo? No se perdió. Tuvo su propia aventura, como nosotros. Ahora sabemos que, pase lo que pase, siempre hay una forma de encontrar lo que amamos" - dijo Lucas, sonriendo.

Y así, ambos hermanos regresaron a casa con el barco en sus manos, sabiendo que cada lluvia trae consigo nuevas oportunidades y aventuras. Con sus rostros empapados de alegría, sabían que sus corazones estaban llenos de recuerdos que jamás olvidarían.

FIN.

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