El Gran Viaje del Caballo Valiente
En un reino lejano, donde las nubes acariciaban las montañas y los ríos cantaban melodías suaves, vivía una princesa llamada Sofía. Sofía era conocida por su amabilidad y su amor hacia los animales. Cada día, paseaba por el bosque cercano al castillo, donde jugaba con un hermoso caballo llamado Nube.
Un día, mientras jugaban cerca de un lago reluciente, Nube empezó a relinchar de forma extraña. Ella se acercó con curiosidad.
"¿Qué sucede, Nube?" - preguntó Sofía, con una sonrisa.
"Sofía, he escuchado rumores sobre un dragón que vive en la montaña del norte. Dicen que está atrapado y necesita ayuda." - contestó Nube, mirando hacia el horizonte.
Sofía se emocionó. Siempre había soñado con ser una heroína.
"¡Tienes que llevarme allí!" - exclamó.
"Pero debo advertirte, la montaña es peligrosa y el dragón podría parecer feroz. No todos los dragones son malos, aunque a veces se equivoquen." - dijo Nube.
"Tengo fe en que podemos ayudarlo" - respondió Sofía, decidida. Así que, juntos, se embarcaron en una aventura hacia la montaña del dragón.
Después de un largo viaje a través de bosques espesos y ríos caudalosos, finalmente llegaron a la entrada de una cueva oscura. El aire era frío y se oían ecos distantes. Sofía sostuvo la crin de Nube, respirando hondo.
"Vamos a descubrir qué está pasando" - dijo, con valentía.
Dentro de la cueva, se encontraron con un dragón de escamas doradas, que miraba hacia el suelo con tristeza. Su ala izquierda estaba atrapada bajo un gran bloque de piedra.
"¡Hola, dragón!" - saludó Sofía, con suavidad.
El dragón levantó la vista, sorprendido.
"¿Quiénes son ustedes?" - preguntó, su voz resonando como un trueno, pero con un tono melancólico.
"Soy Sofía y este es mi amigo Nube. Hemos venido a ayudarte" - dijo la princesa con confianza.
"Nadie ha querido ayudarme antes. Solo venían para intentar atraparme..." - musitó el dragón, mirando a la princesa con desconfianza.
Nube se interpuso y dijo:
"No todos temen a los dragones. Sofía solo quiere ayudarte."
Sofía se arrodilló al lado del dragón y le dijo:
"Solo necesito que me digas cómo liberar tu ala. Te prometo que no te haremos daño."
El dragón, con un suspiro, explicó:
"He estado atrapado aquí por mucho tiempo. Necesito que levante esa piedra, pero es demasiado pesada."
Juntos, Sofía y Nube pusieron toda su fuerza en la tarea. Con un gran esfuerzo, lograron mover la piedra lo suficiente para liberar la ala del dragón. Este, al sentir que su ala era libre, comenzó a moverse y a volar en círculos en la cueva, llenándola de luz.
"¡Gracias!" - gritó el dragón, dejando escapar unas chispeantes llamas de alegría.
"¿Cuál es tu nombre?" - preguntó Sofía, aún atónita por la belleza del dragón volador.
"Me llamo Argor, y desde hoy seré tu amigo" - respondió el dragón, aterrizando suavemente ante ellos.
Juntos, los tres se hicieron grandes amigos y vivieron muchas aventuras. Argor enseñó a Sofía y Nube sobre el cielo y las nubes, llevando a la princesa a volar alto entre las estrellas.
Sin embargo, la historia no terminó allí. Un día, mientras exploraban el reino desde las alturas, vieron humo saliendo de una aldea cercana.
"Debemos ayudar a la gente. Quizá el dragón que está causando esto no entiende lo que hace" - dijo Sofía con determinación.
Así, volaron hacia el pueblo y descubrieron que otro dragón, de escamas negras, estaba asustando a la gente. Sofía, recordando lo que había aprendido sobre la bondad, se acercó al dragón negro.
"¡Hola! No queremos hacerte daño. ¿Por qué estás asustando a todos?" - le preguntó.
El dragón negro, cuyo nombre era Drago, bajó la mirada.
"No lo sabía... solo quería jugar, pero he asustado a todos" - dijo, apenado.
Sofía entendió que a veces las criaturas solo necesitan un amigo para mostrarles el camino correcto.
"¿Qué tal si juntos jugamos con los habitantes en lugar de asustarlos?" - sugirió Sofía.
Drago sonrió en un intento de mostrar su felicidad. Juntos, los tres dragones y Sofía organizaron un gran festival en el pueblo, donde el miedo se transformó en diversión.
A partir de ese día, los dragones protegieron al pueblo, y la amistad floreció entre ellos y los habitantes. Sofía, Nube y Argor se convirtieron en los héroes de esa bella historia que siempre recordarían.
Y así, con amor y valentía, unieron dos mundos que creían estar separados para siempre.
FIN.