El Gran Viaje del Pollo Mariposa
En un bosque encantado, donde los árboles susurraban y las flores cantaban, vivía un Pollo Mariposa llamado Pablo. Tenía alas de colores brillantes y un corazón lleno de sueños. Pablo siempre soñaba con ver el mundo más allá de su hogar. Un día, mientras tomaba el sol, escuchó a dos animales conversando.
"¿Te imaginas volar tan alto que toques las nubes?" - decía una Ardilla llamada Lila.
"Sí, pero eso es solo un sueño. Los pollos no vuelan como las mariposas" - respondió Rocco, el pequeño Conejo.
Pablo sintió que un rayo de determinación iluminaba su corazón.
"Yo puedo volar. ¡Puedo demostrarlo!" - exclamó Pablo, con sus alas vibrando de emoción.
Lila y Rocco se miraron con escepticismo, pero no se atrevían a decirle que no podía hacerlo.
"Aunque sea un poco, tengo que intentarlo" – pensó Pablo.
Así que, con gran entusiasmo, comenzó a practicar. Cada día, corría hacia la colina más alta del bosque, donde el viento soplaba fuerte. Un día, mientras intentaba volar, un grupo de Mariposas lo vio.
"¿Qué haces, Pollo Mariposa?" - preguntó una Mariposa amarilla llamada Clara.
"Voy a salir del bosque y conocer el mundo" - respondió Pablo, lleno de confianza.
"¡Qué valiente sos! – dijo Clara. – Te podemos ayudar. Te enseñaremos a volar mejor."
Pablo aceptó la oferta y junto a las Mariposas, empezó a volar. Practicaban todos los días, y poco a poco, Pablo fue descubriendo cómo mover sus alas para elevarse. A veces caía, pero nunca se dio por vencido.
Un día, cuando se sintió listo, las Mariposas le señalaron el gran valle que estaba más allá del bosque.
"¡Eso es! ¡Vamos!" – gritó Pablo.
Las Mariposas lo rodearon y juntos iniciaron el viaje. El viento acariciaba sus plumas, y Pablo se sentía más feliz que nunca.
Mientras volaban, se encontraron con un grupo de aves.
"¿Quién es este curioso Pollo Mariposa?" - preguntaron los Gorriones.
"Soy Pablo, el Pollo Mariposa, y estoy aquí para ver el mundo" - contestó, lleno de orgullo.
Las aves comenzaron a reír.
"¿Un pollo volador? No sabés que eso no es posible" - dijo uno de los Gorriones.
Pablo sintió un nudo en su estómago, pero reconoció sus esfuerzos.
"¡Yo puedo!" - gritó, y alzó el vuelo aún más alto, demostrando que la confianza en uno mismo puede abrir alas.
Las aves comenzaron a aplaudirlo, sorprendidos por su valentía.
"¡Increíble! ¡Nos has impresionado!" - dijo una Gorrión, volando junto a Pablo. "Nunca dejes de soñar y de intentar, Pollo Mariposa."
Seguían volando juntos, y Pablo se sintió más fuerte. Pasaron ríos y montañas, y Pablo aprendió cosas maravillosas sobre el mundo. Pero pronto llegó un momento en que el cansancio lo invadió.
"¿Deberíamos volver?" - preguntaron las Mariposas, preocupadas.
Pablo respiró hondo y miró a su alrededor.
"No todavía. Quiero seguir aventurándome. Pero necesitamos un descanso." - dijo, determinado.
Buscaron un lugar para aterrizar y pronto encontraron un frondoso árbol donde descansaron y disfrutaron de su amistad. Entre risas y anécdotas, Pablo comprendió que el viaje no solo era sobre volar, sino sobre compartir momentos.
Finalmente, decidieron regresar al bosque antes de que anocheciera. Volvieron llenos de historias y risas, y cuando Pablo aterrizó frente a Lila y Rocco.
"¡Lo logré! ¡Viajé más allá del bosque!" - exclamó, mostrando un brillo especial en sus ojos. – "Este viaje me enseñó que los sueños se pueden cumplir si te esfuerzas y crees en vos mismo."
Lila y Rocco lo miraron admirados.
"¡Sos un héroe, Pablo!" - dijeron al unísono.
Y así, Pablo el Pollo Mariposa aprendió que, aunque a veces el camino puede ser difícil, compartirlo con amigos y creer en uno mismo hace que el viaje sea inolvidable. Desde entonces, siguió volando con sus amigos, dejando que sus alas llevaran su espíritu a nuevas alturas.
FIN.