El gran vuelo de Tico
En un hermoso bosque lleno de colores, había un pequeño colibrí llamado Tico. A Tico le encantaba volar. Cada mañana, se despertaba con el canto de las aves y salía de su nido en un árbol alto para explorar el mundo.
Un día soleado, mientras Tico volaba de flor en flor, escuchó a sus amigos, los demás pájaros, hablando sobre una gran carrera que se celebraría en el bosque.
"¡Voy a ganar!" - dijo la orgullosa Ágata, la golondrina.
"Yo soy el más veloz, no hay quien me gane" - gritó Mauro, el halcón.
"Quiero participar también" - decidió Tico, emocionado.
Los pájaros se reían y algunos incluso le dijeron que no tenía chance.
"¿Tú? Eres muy chiquito para competir con nosotros" - se burló Ágata.
"Deberías quedarte en tu nido y no ser un soñador" - agregó Mauro.
Pero Tico no se desanimó. Sabía que tenía un corazón valiente y que la dedicación era la clave. Entonces, decidió entrenar todos los días. Volando por el bosque, practicaba maniobras y aumentaba su velocidad.
Los días pasaron y llegó el día de la carrera. Todos los pájaros estaban emocionados. La línea de salida estaba llena de competidores, y Tico sintió un cosquilleo en su barriguita.
"¿Estás seguro de que quieres hacerlo?" - le preguntó Lila, la mariposa.
"Sí, quiero demostrar que puedo" - respondió Tico, con una sonrisa.
La carrera comenzó y los pájaros volaron a gran velocidad. Tico estaba un poco atrás, pero en lugar de rendirse, se concentraba en disfrutar cada momento.
Mientras volaban, se dio cuenta que los más rápidos tomaban una ruta complicada por entre los árboles, donde había muchas ramas. Tico decidió tomar otro camino.
"Quizás pueda encontrar una ruta más fácil" - pensó mientras se aventuraba por un sendero más libre.
Pronto, las ramas comenzaron a obstaculizar el camino de sus competidores. Uno a uno, fueron quedándose atrapados en las ramas o perdiendo velocidad. Tico, en cambio, seguía avanzando con gracia.
"¡Miren! ¡Ahí va el pequeño Tico!" - exclamó Lila desde un árbol.
Con cada movimiento, Tico se acercaba más a la meta. Finalmente, pudo notar el punto de llegada a lo lejos.
"¡Solo un poco más!" - gritó Tico con todas sus fuerzas. Y de repente, en un giro inesperado, ¡se cayó! Pero no se dio por vencido. Se levantó rápidamente y, a pesar de haber caído, voló con todas sus fuerzas hacia la meta.
Los pájaros estaban asombrados de verlo llegar en medio de su caída. Tico cruzó la línea de llegada y, aunque no ganó el primer lugar, llegó tercero y se sintió el campeón del mundo.
"¡Lo lograste, Tico!" - dijeron todos los pájaros al unísono.
"Sí, lo importante es que intentaste y no te diste por vencido" - agregó Lila.
Desde ese día, Tico enseña a todos los pájaros que, aunque uno pueda caer, lo esencial es levantarse, seguir volando y nunca dejar de soñar. Así, el pequeño colibrí se convirtió no solo en un buen volador, sino también en un gran amigo para todos.
Y así aprendieron que cada caída es una oportunidad para levantarse más fuerte, y que, al final del día, lo importante no es ganar, sino esforzarse y disfrutar de cada momento.
Colorín colorado, ¡este cuento se ha acabado!
FIN.