El granjero y el forestero


Había una vez en la región de Córdoba un granjero llamado Juan y un forestero llamado Marcos.

Juan cultivaba la tierra con esmero y cuidaba de sus animales con amor, mientras que Marcos se encargaba de proteger y conservar los bosques. A pesar de vivir en el mismo valle, nunca habían cruzado palabra. Un día, una sequía devastadora golpeó la región, y tanto la granja de Juan como el bosque de Marcos sufrieron las consecuencias.

- ¡Mis cultivos se están secando! -exclamó Juan preocupado. - ¡Los árboles están sufriendo, no resistirán mucho más! -se lamentó Marcos. Sin embargo, en vez de culparse mutuamente, decidieron unir sus fuerzas para encontrar una solución.

Trabajaron juntos para conservar el agua, proteger la flora y fauna, y ayudarse mutuamente en todo lo que podían. Con el tiempo, la lluvia regresó y la tierra se volvió fértil de nuevo. La granja de Juan floreció, al igual que el bosque de Marcos.

Al darse cuenta de que podían lograr mucho más unidos, ambos se hicieron amigos. A partir de ese día, colaboraron en proyectos para cuidar el valle y enseñaron a otros la importancia de trabajar en equipo para conservar la naturaleza.

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