El Guardián de la Magia



Había una vez un niño llamado Juan que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y campos verdes. A Juan le encantaba pasar su tiempo libre explorando la naturaleza, corriendo por los senderos y jugando con sus amigos.

Un día mientras caminaba por el campo, Juan se encontró con un águila herida. Sin pensarlo dos veces, decidió ayudarla llevándola a su casa para curarla.

Durante las semanas siguientes, Juan cuidó del águila hasta que finalmente sanó y pudo volar de nuevo. Una noche, mientras dormía, Juan soñó que el águila lo llevaba volando sobre las montañas. De repente, vio una luz brillante en la distancia y supo que tenía que seguirla.

Llegaron a una cueva donde había un anciano sentado junto a una hoguera. "¿Quién eres tú?", preguntó Juan al anciano. "Soy el guardián de la magia", respondió el anciano. "He estado esperando tu llegada".

El anciano le dijo a Juan que había sido elegido para recibir un regalo especial: la habilidad de hablar con los animales y controlar la magia del campo para ayudar a protegerlo de aquellos que querían dañarlo. Juan estaba emocionado y asustado al mismo tiempo.

¿Cómo iba a aprender todo eso? Pero el anciano le aseguró que estaría allí para guiarlo en su camino.

Así comenzó la aventura de Juan: aprendiendo magia del campo y hablando con animales como conejos, zorros e incluso serpientes venenosas (aunque estas últimas no le gustaban mucho). Pero lo más importante, aprendió a escuchar la naturaleza y protegerla de aquellos que querían hacerle daño.

Un día, Juan se encontró con un grupo de cazadores furtivos que estaban cazando animales ilegalmente en el campo. Usando su magia, logró ahuyentarlos y salvar a los animales. "¡Eres un verdadero héroe!", le dijo el águila cuando volaron juntos después del incidente. Juan sonrió.

Sabía que había encontrado su propósito en la vida: proteger al campo y sus habitantes. Y siempre estaría agradecido por haber encontrado al águila herida ese día en el campo.

FIN.

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