El guardián de las estrellas


Había una vez en la sabana africana un niño llamado Esteban, a quien todos conocían como —"Estrellas"  por su brillante personalidad y su amor por observar el cielo nocturno.

Estrellas vivía en una pequeña aldea junto a su familia y siempre soñaba con aventuras emocionantes. Una noche, mientras miraba las estrellas desde su ventana, vio algo que le dejó sin aliento: un león majestuoso de melena dorada caminando sigilosamente por la llanura bajo la luz de la luna.

Sin pensarlo dos veces, Estrellas decidió salir en busca del león para descubrir más sobre él. Caminó durante horas, siguiendo las huellas del león hasta adentrarse en lo profundo de la selva.

De repente, se encontró cara a cara con el imponente animal, que lo miraba fijamente con sus ojos ambarinos. Estrellas sintió miedo, pero también una extraña conexión con el león. "¿Quién eres tú?", preguntó Estrellas tembloroso.

El león se sentó frente a él y respondió con voz grave: "Soy Leopoldo, guardián de esta selva. He estado observándote desde hace tiempo, Estrellas. Veo tu valentía y tu curiosidad".

Estrellas se sorprendió al escuchar que el león conocía su nombre y se sintió intrigado por lo que Leopoldo tenía para contarle. El gran felino le habló sobre los secretos de la naturaleza, la importancia de respetar a todas las criaturas y el equilibrio delicado que existía en el ecosistema.

"Quiero enseñarte algo importante", dijo Leopoldo levantándose. Guió a Estrellas a través del bosque hasta llegar a una cascada escondida donde los animales de la selva acudían para beber agua fresca. Allí vieron jirafas altísimas compartiendo pacíficamente con cebras rayadas y elefantes gigantes.

"¿Ves cómo cada uno tiene un papel vital en este lugar? Todos somos parte de algo más grande que nosotros mismos", explicó Leopoldo. Estrellas asintió maravillado por la belleza y armonía del lugar.

De regreso a casa, Estrellas no podía dejar de pensar en todo lo aprendido aquella noche mágica. Comprendió que cada ser vivo tenía su propósito en el mundo y decidió compartir esa sabiduría con su comunidad.

Organizó charlas sobre conservación ambiental, limpieza de ríos y cuidado de los animales. Pronto, todos en la aldea se unieron para proteger su entorno natural gracias al ejemplo inspirador de Esteban —"Estrellas" .

A partir de entonces, cada noche Esteban salía a contemplar las estrellas recordando su encuentro con Leopoldo y renovando su compromiso con el planeta tierra y todas sus criaturas.

Y así fue como un encuentro inesperado bajo la luz de las estrellas transformó la vida del niño aventurero para siempre, convirtiéndolo en un verdadero protector del medio ambiente y ejemplo para todos los que lo rodeaban.

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