El Guardián de las Estrellas y el Oso Protector
En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía una niña llamada Luna. Aunque su nombre era el mismo que el de la brillante luz del cielo, Luna nunca había visto una estrella tan brillante como la de su propio corazón. Tenía un sueño muy especial: quería volar hasta las estrellas.
Una noche, mientras miraba el cielo estrellado desde su ventana, escuchó un suave ronroneo. Curiosa, se asomó y vio a un enorme oso de pelaje gris y suave.
"Hola, Luna. Soy el Oso Protector del bosque. He venido a ayudarte a hacer realidad tu sueño de volar hasta las estrellas," dijo el oso con una voz profunda pero amigable.
Luna se sorprendió, pero su corazón latía con emoción.
"¿De verdad?"
"Sí, pero para volar, primero necesitas aprender sobre la constelación de tu corazón. Esa es la clave para alcanzar las estrellas," explicó el oso.
Así comenzó la aventura de Luna y el Oso Protector. Cada noche, el oso llevaba a Luna al bosque y le enseñaba sobre las estrellas y cómo seguirlas.
Una noche, mientras recorrían un claro iluminado por la luna llena, el oso le dijo:
"Mirá, esa estrella brilla más que las demás. Es la estrella de tus sueños. ¿Qué deseas más que nada en el mundo?"
"Quiero volar cada noche, explorar el cielo y conocer los secretos de las estrellas," respondió Luna con determinación.
"Entonces, vamos a hacer un poco de magia. Cierra los ojos y piensa en lo que te hace feliz," dijo el oso.
Luna cerró los ojos y comenzó a pensar en su familia, sus amigos y los momentos felices que había vivido, mientras el Oso Protector la abrazaba. De repente, sintió una calidez en su corazón y, al abrir los ojos, estaba rodeada de luces brillantes.
"¡Mirá, Luna! Has creado tu propia constelación. Cada estrella representa la felicidad que llevas dentro. Ahora, puedes volar," dijo el oso emocionado.
Sin pensarlo dos veces, Luna saltó, y en ese instante, se sintió ligera como una pluma. Alzó el vuelo, surcando el cielo con su nueva constelación iluminando su camino.
Luna voló alto, por encima de las montañas y los árboles, explorando el vasto universo. Pero pronto se dio cuenta de que había algo más importante que volar.
"Oso, creo que la verdadera magia está en compartir esto con los demás. Quiero que mis amigos vean lo que yo veo," dijo Luna mientras descendía suavemente al suelo.
El Oso Protector sonrió, reconociendo el crecimiento de la niña.
"Tienes razón, Luna. La felicidad se multiplica cuando la compartimos. Vamos a invitar a todos al bosque esta noche. Enseñémosles a soñar juntos."
Así lo hicieron. Esa misma noche, Luna y el Oso organizaron una fiesta estrellada. A medida que sus amigos se reunían, la niña les contó sobre su aventura y cómo había encontrado la estrella de su corazón.
"Cada uno de ustedes puede crear su propia constelación," dijo Luna mientras el Oso mostraba la magia de las luces alrededor.
Con alegría, los niños cerraron los ojos y pensaron en sus sueños. Un sinfín de luces comenzó a brillar en el cielo, cada una representando los sueños de un niño.
La noche se llenó de risas y emoción, y Luna comprendió que el verdadero poder de las estrellas reside en la conexión y el amor que compartimos.
Desde aquel día, el Oso Protector y Luna se convirtieron en los guardianes del bosque, ayudando a todos los niños a descubrir la magia en su interior y a convertirse en sus propias estrellas brillantes.
FIN.