El Guardián de los Libros
En la antigua ciudad de Alejandría, un niño llamado Amón paseaba todos los días por las calles empedradas, con su gran curiosidad a cuestas. Amón soñaba con ser aventurero, viajero y, sobre todo, un gran conocedor del mundo. Su lugar favorito era la Gran Biblioteca, donde pasaba horas explorando estanterías llenas de volúmenes antiguos, llenos de cuentos y secretos.
Un día, mientras hojeaba un libro con una tapa dorada, notó que las letras comenzaron a brillar. "¿Qué es esto?"- se preguntó, mientras el brillo aumentaba de intensidad. De repente, una luz lo envolvió y se encontró flotando en el aire, rodeado de nubes.
"¡Hola, Amón!"- dijo una voz encantadora. Era un pájaro enorme, de plumas brillantes como el oro. "Soy Kalypso, el Guardián del Cielo. Los libros tienen magia y tú has sido elegido para descubrir sus secretos. ¡Vamos a volar!"-
Amón, emocionado, se aferró a Kalypso y juntos surcaron el cielo. Vieron estrellas danzarinas, planetas en colores que nunca había imaginado y hasta la Luna que les guiñaba un ojo. "¿Qué más hay allá arriba?"- preguntó Amón, deslumbrado.
"Cada libro te llevará a un mundo diferente. Uno de ellos te llevará a la sabiduría de la naturaleza. ¡Ven!"- dijo Kalypso, mientras aterrizaban suavemente en un bosque mágico.
En el bosque, Amón conoció a Flora, una mariposa que le enseñó sobre la importancia de cuidar las plantas y a los árboles que hablaban y compartían historias de tiempos lejanos.
"Los árboles son los ancianos de este mundo. Escucha sus historias y aprenderás a amar el planeta"- le dijo Flora. Amón, fascinado, prometió proteger la naturaleza siempre que pudiera.
Después de pasar un tiempo en el bosque, Kalypso le dijo: "Es tiempo de regresar, Amón. Pero en cada aventura, debes recordar una lección. Los libros no solo cuentan historias, también nos enseñan a ser mejores seres humanos. Si cuidas de los libros, ellos cuidarán de ti"-.
Al regresar a la biblioteca, Amón sintió un cambio dentro de sí. No solo había formado lazos con sus nuevos amigos, sino que también se sentía más sabio y responsable. Se dedicó a cuidar los libros, a leer sobre dinosaurios, astros y culturas lejanas. Cada día era una aventura y cada día aprendía algo nuevo.
Un día, encontró un libro desgastado, una obra que parecía olvidada. Al abrirlo, una nube de polvo lo envolvió. "¡Ayúdame!"- decía una voz muy baja. Era un antiguo guardián de la biblioteca. "Los libros están en peligro. Un grupo de sombras viene a robar las historias. Necesitamos a alguien valiente para resguardarlas. ¡Tú puedes ser el nuevo Guardián!"-.
Amón se sintió nervioso, pero recordó las lecciones que había aprendido de Kalypso y Flora. "Haré lo que tenga que hacer"- se prometió. Con su nuevo rol, utilizó su conocimiento y coraje para proteger los tesoros de la biblioteca. Usó su ingenio y habló con las sombras, explicándoles por qué los libros eran importantes para todos. Las sombras, sorprendidas por su valentía, se detuvieron y decidieron aprender en vez de robar.
"Sabemos que queremos las historias, pero no sabíamos que había tanta magia en ellas"- dijeron las sombras, transformándose en curiosos amantes de los libros. Amón, con su bondad, había cambiado sus corazones.
A partir de ese día, Amón no solo fue un niño curioso, sino también el Guardián de los Libros. Aquel que protegía, aprendía y compartía las historias mágicas de la Gran Biblioteca con todos, convirtiendo a Alejandría en un lugar donde la sabiduría y la imaginación florecían por doquier.
Así, la biblioteca nunca dejó de brillar, y Amón supo que mientras hubiera libros, siempre habría magia en el mundo.
FIN.