El Guardián del Barrio



Había una vez en un pequeño barrio de Buenos Aires, un niño llamado Mateo. Mateo era muy travieso y siempre buscaba aventuras para divertirse.

Sin embargo, tenía una costumbre que no era nada buena: tirar las bolsas de basura en la calle. Los vecinos del barrio se cansaron de ver cómo el lugar se llenaba de basura por culpa de Mateo.

Así que decidieron reunirse en la plaza principal para hablar con él y explicarle por qué no debía tirar la basura en la calle. Cuando todos los vecinos estaban reunidos, uno de ellos tomó la palabra:- ¡Buenas tardes a todos! Como sabemos, nos hemos enfrentado a un problema con Mateo y sus bolsas de basura.

Hoy queremos hablar con él para enseñarle lo importante que es mantener limpio nuestro barrio. ¿Están todos de acuerdo? Los demás vecinos asintieron con entusiasmo y comenzaron a aplaudir.

Acto seguido, fueron hacia donde estaba Mateo jugando en el parque. - ¡Mateo! -exclamó Clara, una vecina amable-. Necesitamos hablar contigo sobre algo muy importante. El niño dejó su pelota y miró curioso a los adultos que se acercaban hacia él. - ¿Qué pasa? -preguntó Mateo inocentemente.

- Queremos hablarte sobre las bolsas de basura que tiras en la calle -dijo Lucas, otro vecino-. Sabes, eso no está bien porque ensucia nuestro hermoso barrio.

Mateo frunció el ceño sin entender del todo lo que le decían los adultos. - Pero... ¿por qué no puedo tirar la basura en la calle? -preguntó confundido. - Bueno, Mateo, cuando tiras la basura en la calle, el viento puede llevarla a los árboles y ríos.

Esto contamina nuestro ambiente y hace daño a los animales -explicó Sofía, una vecina muy sabia. Los ojos de Mateo se abrieron como platos al escuchar esto. No quería hacerle daño a nadie ni ensuciar su barrio.

- Lo siento mucho -dijo Mateo con tristeza-. No sabía que estaba haciendo algo malo. - ¡No te preocupes! -exclamó Martín, un vecino con una sonrisa amigable-. Todos cometemos errores y lo importante es aprender de ellos.

¿Qué te parece si nos ayudas a limpiar el barrio? Mateo asintió emocionado y juntos empezaron a reagarrar las bolsas de basura que había tirado en la calle. Los demás vecinos también se unieron para ayudar.

Después de un rato, el barrio volvió a lucir limpio y hermoso como siempre. Mateo aprendió una valiosa lección sobre cuidar del medio ambiente y mantener limpio su entorno.

Desde ese día, cada vez que veía una bolsa de basura en la calle, corría hacia ella para reagarrarla y depositarla en el lugar correcto. Los vecinos estaban orgullosos del cambio que habían logrado en Mateo gracias a su paciencia y enseñanza.

Y así fue cómo Mateo se convirtió en el guardián del barrio, siempre atento para mantenerlo limpio y libre de basura. La lección que aprendió aquel día nunca la olvidó, y siempre recordaba que cada pequeña acción cuenta para hacer del mundo un lugar mejor. Y colorín colorado, esta historia ha terminado.

FIN.

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