El Guardián del Bosque



Era un día de sol radiante cuando un grupo de seis amigos decidió explorar el bosque de pinos que estaba cerca de su barrio. Lucía, Tomás, Sofía, Mateo, Valentina y Julián habían escuchado cuentos de aventuras en ese lugar, así que decidieron armar sus mochilas, llenarlas de bocadillos y salir a conocer el mundo.

"¡Vamos a encontrar tesoros escondidos!" - exclamó Lucía, mientras en su pecho latía la emoción.

Al principio, todo fue risas y juegos. Incluso jugaron a saltar troncos y buscar piñas. Pero a medida que se adentraban más y más en el bosque, comenzaron a darse cuenta de que no había ningún camino claro de regreso. Las risas fueron disminuyendo y el nerviosismo comenzó a surgir entre ellos.

"¿En qué momento nos perdimos?" - preguntó Mateo, mirando a su alrededor con incertidumbre.

"No sé, creo que seguimos avanzando sin pensar..." - respondió Sofía, con un hilo de voz.

Al mirar hacia arriba, se dieron cuenta de que los altos pinos habían creado una especie de túnel, y el sol comenzaba a ocultarse entre las ramas. Los amigos se sentían cada vez más angustiados.

De repente, un suave murmullo rompió el silencio del bosque. Un viento gélido recorrió el lugar y, entre las sombras, apareció un ser misterioso. Era una criatura alta, cubierta de hojas y musgo, con ojos grandes y amables que parecían brillar. Los niños se quedaron paralizados de miedo; sus corazones bombeaban de adrenalina.

"¿Quién eres?" - preguntó Valentina, temblando un poco.

El ser sonrió amistosamente, agachándose para quedar a su altura.

"Soy el Guardián del Bosque. Mi nombre es Nerez. No vengo a hacerles daño, sino a ayudarlos. Sé que se han perdido, y estoy aquí para guiarlos a la salida."

Los niños miraron a su alrededor, sintiendo la tensión. Para ellos, Nerez no parecía idiotamente peligroso, pero el miedo era un sentimiento poderoso.

"Pero, ¿y si no es verdad?" - preguntó Julián, titubeando.

"Lo entiendo, mis amigos. El bosque puede ser aterrador si uno no conoce sus secretos. Yo también estuve aquí una vez, perdido en mis pensamientos. Pero aprendí a confiar en los que tienen buenas intenciones."

Tomás fue el primero en mostrar un atisbo de valentía.

"Está bien, Nerez. Si tú realmente quieres ayudarnos, lo intentaremos. Pero, ¿cómo sabemos que podemos confiar en vos?"

Nerez alzó su mano y el viento, suave y cálido, comenzó a soplar.

"Miren a su alrededor. Los árboles y animales de este bosque me conocen. Si hay una buena energía, todo se ilumina y el miedo se disipa. Síganme, y verán."

Así, el Guardián llevó a los niños por senderos que antes no habían notado, señalando hermosas flores, pájaros cantarines y curiosos ciervos que los observaban a medida que avanzaban. En cada paso, Nerez compartía cuentos sobre la vida en el bosque. Los niños comenzaron a dejar de lado sus temores.

"Esto es increíble" - dijo Mateo con una sonrisa.

"Las criaturas del bosque no son nada de qué asustarse, son parte de un gran ecosistema. Al cuidarlas, también nos cuidamos nosotros" - agregó Nerez, sonriendo.

Luego de un rato, llegaron a un claro donde la luz del sol brillaba intensamente. Allí, las risas volvieron a llenar el aire. Los amigos jugaron, saltaron y rieron, viendo a Nerez jugar con ellos, mostrándoles cómo construir una cabaña con ramas y hojas.

Pero cuando el sol comenzaba a ocultarse una vez más, Nerez dijo:

"Es hora de irse. La noche en el bosque puede ser traicionera. Pero confíen en mí, los llevaré a su hogar."

Ya no había miedo, solo gratitud. Con Nerez a su lado, los niños sintieron que podían enfrentar cualquier desafío.

Finalmente, salieron del bosque justo cuando el sol se ocultaba.

"Gracias, Nerez" - dijo Lucía, su voz llena de emoción.

"No hay de qué, pequeños amigos. Recuerden, el miedo puede transformarse en amistad y conocimiento si ustedes lo permiten. No olviden cuidar siempre de la naturaleza."

Los niños se despidieron y prometieron volver a visitar a su nuevo amigo, esta vez sabiendo que siempre hay algo nuevo que aprender. Desde ese día, nunca más miraron al bosque con miedo, sino como un lugar lleno de amistad y aventuras, donde todo se podía descubrir con un poco de valentía. Y gracias a Nerez, el Guardián del Bosque, sabían que no estaban solos.

FIN.

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