El guardián valiente


Mathias era un niño muy valiente, le gustaba el rock pesado y las historias de terror. Pero tenía un gran problema: le tenía mucho miedo a los fantasmas.

Un día, Mathias decidió ir a pasar la noche en una casa abandonada que se rumoreaba estaba embrujada. Él quería demostrarles a sus amigos que no tenía miedo de nada. Pero cuando llegó la noche, empezó a escuchar ruidos extraños y a ver sombras moviéndose en la oscuridad.

-¡Ahh! ¿Qué es eso? -gritó Mathias asustado. De repente, apareció un fantasma frente a él. Era blanco como la nieve y parecía flotar en el aire. - ¡No me hagas daño! -dijo Mathias temblando de miedo.

- No te preocupes, pequeño amigo -dijo el fantasma con voz suave-. Soy el espíritu guardián de esta casa. He venido para ayudarte a superar tu miedo a los fantasmas. Mathias no podía creer lo que estaba escuchando.

¿Un fantasma amigable? - Pero yo tengo mucho miedo -confesó Mathias-. Siempre me pongo nervioso cuando veo algo extraño o siniestro. - Eso es normal -respondió el fantasma-. Todos tenemos miedos e inseguridades.

Lo importante es aprender a enfrentarlos y superarlos poco a poco. El espíritu guardián llevó entonces al niño por toda la casa y le mostró todos los lugares donde solía aparecerse para asustar a las personas.

Le explicó cómo eran las cosas realmente y cómo muchas veces, lo que parecía aterrador en realidad no lo era tanto. Mathias se sintió más relajado y comenzó a comprender que su miedo estaba en su cabeza. Aprendió a controlar sus emociones y enfrentar los desafíos con valentía.

- Gracias por enseñarme esto -dijo Mathias al final de la noche-. Ya no tengo miedo de los fantasmas. - Me alegra haber podido ayudarte -respondió el espíritu guardián-.

Recuerda siempre que tú eres más fuerte de lo que crees. Y nunca te rindas ante tus miedos. Desde entonces, Mathias dejó atrás su miedo a los fantasmas y se convirtió en un niño mucho más seguro y valiente.

Comenzó a disfrutar aún más del rock pesado y las historias de terror, pero ahora sabía cómo mantenerse firme ante cualquier cosa que pudiera asustarlo.

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