El gusanito y sus 5 manzanas



Había una vez en un hermoso jardín, un gusanito llamado Gus. Gus era un gusanito muy curioso y travieso, le encantaba explorar y descubrir cosas nuevas.

Un día, mientras daba un paseo por el jardín, vio un hermoso manzano cargado de deliciosas manzanas. Gus decidió acercarse al árbol y contó las hermosas manzanas, eran cinco en total. - ¡Qué hermosas manzanas! - exclamó Gus emocionado. En ese momento, una voz suave y dulce lo sorprendió.

- Hola, soy Manuela, la manzana más grande y sabrosa de este manzano. ¡Tienes que probar lo jugosa y deliciosa que soy! - exclamó la manzana.

Gus, asombrado, le respondió: - ¡Vaya, qué sorpresa! Claro que quiero probar tu deliciosa sabor, pero no puedo llevarme todas las manzanas. ¿Cómo puedo decidir cuál probar? - No te preocupes, Gus. Puedes llevar una cada día, así podrás disfrutar de todas nuestras delicias durante cinco días - dijo la voz dulce de otra manzana.

Entusiasmado con la idea, Gus agradeció a las manzanas y se llevó la primera manzana para saborearla. Los días pasaron y Gus disfrutó de una manzana cada día. Cada una era diferente: roja, amarilla, verde, cada una tenía un sabor especial.

Pero, al quinto día, se dio cuenta de que ya no quedaban más manzanas. Triste, regresó al manzano para agradecer a las manzanas por haberle dado tantos momentos deliciosos. - Hola, queridas manzanas.

Hoy he venido a agradecerles por su generosidad y por compartir su delicioso sabor conmigo. No saben cuánto he disfrutado de cada una de ustedes. - ¡Gus, nos alegra mucho haber podido alegrarte con nuestro sabor! Siempre recuerda, la generosidad y la gratitud son muy importantes.

Ahora puedes plantar las semillas de nuestras manzanas y hacer crecer tus propios árboles, así podrás disfrutar de muchas más en el futuro - dijo una voz suave y dulce. Gus sonrió emocionado con la idea y agradeció a las manzanas por su sabiduría.

Desde entonces, Gus cuidó las semillas y plantó nuevos manzanos, cada uno con hermosas manzanas. Siempre recordaba la lección de gratitud y generosidad que las cinco manzanas le habían enseñado.

Y así, el jardín se llenó de más manzanas para seguir compartiendo y disfrutando. El fin.

FIN.

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