El gusano amigo


Ana era una niña aventurera y curiosa. Le encantaba explorar el bosque cerca de su casa, donde siempre encontraba nuevos descubrimientos. Un día, mientras caminaba por el bosque, se topó con un gusano gigante que parecía querer comérsela.

Ana estaba aterrorizada y no sabía qué hacer. - ¡Ayuda! -gritó Ana mientras trataba de alejarse del gusano gigante. Pero el gusano seguía acercándose cada vez más y más, hasta que finalmente la alcanzó.

Ana sintió como si su corazón fuera a salirse de su pecho, pero entonces recordó algo importante: había leído en un libro sobre cómo sobrevivir en situaciones peligrosas. - Tranquila, Ana -se dijo a sí misma-.

Tengo que mantener la calma y pensar en una solución. Entonces se acordó de que los gusanos son animales herbívoros, es decir, que sólo comen plantas. Así que decidió ofrecerle al gusano algunas hojas verdes cercanas para ver si funcionaría.

- ¿Quieres esto? -preguntó Ana mientras le ofrecía las hojas al gusano gigante. El gusano olfateó las hojas y luego comenzó a comerlas con entusiasmo. Parecía haberse olvidado completamente de atacar a Ana. - ¡Funcionó! -exclamó ella felizmente-.

Siempre hay una solución pacífica para los problemas. A partir de ese momento, Ana aprendió una valiosa lección: siempre hay una manera pacífica de resolver los conflictos.

Y aunque nunca antes había pensado en hacer amistad con un gusano gigante, se sintió agradecida por haber encontrado una solución que no implicara violencia. Desde ese día en adelante, Ana seguía explorando el bosque, pero siempre llevaba consigo algunas hojas verdes como medida de precaución.

Y cada vez que veía al gusano gigante, lo saludaba y le ofrecía algunas hojas para comer. Así se convirtieron en amigos inseparables del bosque.

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