El Gusano Rojo y sus Amigos Valientes
Había una vez, en un rincón del infierno que pocos conocían, un pequeño gusano de sangre llamado Rodolfo. Este no era un gusano común; Rodolfo tenía un don especial para escuchar y entender a otros. Aunque su hogar era el infierno, donde cada día y cada noche se sentía el calor y el bullicio del caos, él soñaba con ayudar a los que vivían allí a encontrar la felicidad.
Un día, mientras se arrastraba por el suelo ardiente, escuchó el llanto de una pequeña criatura.
"¿Quién llora aquí?"- preguntó Rodolfo, asomando su cabeza.
Una pequeña luciérnaga llamada Lili, brillando tenuemente, respondió con tristeza:
"Soy yo, Lili. Me siento sola y perdida. Todos mis amigos se han ido y no sé cómo seguir."
Rodolfo, con su corazón compasivo, decidió ayudar a Lili. –"Ven, Lili. Vamos a encontrar a tus amigos. Si te parece bien, te puedo ayudar a superar este momento."
Juntos, comenzaron a buscar en las oscuras profundidades del infierno. Rodolfo le enseñó a Lili a ver la belleza en las cosas pequeñas, como las burbujas de lava que brillaban como estrellas. Lili sonrió por primera vez y se sintió un poquito más valiente.
Mientras caminaban, se encontraron con un gato negro llamado Tomás, quien también parecía triste. "¡Hola! Soy Rodolfo y esta es Lili. ¿Por qué estás tan apenado?"- preguntó el gusano. Tomás suspiró y dijo:
"Estoy solo. Mi sombra se asusta y se aleja de mí. No sé qué hacer, me siento vacío."
Rodolfo sonrió:"No te preocupes, Tomás. ¿Qué te parece si le mostramos a tu sombra lo divertida que puede ser la vida aquí?"-
Así, Rodolfo reunió a sus nuevos amigos y les propuso un plan: tendrían una fiesta en el centro del infierno. Con música hecha de ecos y luces que brillaban gracias a los destellos de Lili, todos los seres del infierno fueron invitados. Mientras todos se preparaban, Rodolfo se dedicó a ayudar a sus amigos a superar sus miedos.
Cuando llegó el gran día, la fiesta fue un éxito. Todos, desde demonios hasta criaturas espeluznantes, se unieron a la celebración. Rodolfo, Lili y Tomás se encargaron de que nadie se sintiera solo. Al ver que todos bailaban y reían, la sombra de Tomás comenzó a acercarse, iluminada por la alegría.
"¡Mirá!"- exclamó Tomás emocionado. –"Mi sombra quiere volver. Ya no me da miedo."
Rodolfo se sintió muy feliz de ver a sus amigos contentos. Sin embargo, en medio de la fiesta, se dio cuenta de que una gran nube oscura se acercaba, trayendo tristeza y desánimo. Era Zargoth, un ser que siempre quería apoderarse de la alegría de los demás.
"¿Qué hacen aquí, tan felices?"- gruñó Zargoth. "No pueden ser felices en el infierno. Aquí solo hay oscuridad."
Rodolfo, con valentía, se adelantó y le dijo:
"La felicidad puede florecer incluso en los lugares más oscuros. Todos tenemos el poder de elegir ver lo bueno en cada situación. ¿No lo ves?"-
Zargoth se quedó sorprendido. Nadie nunca le había hablado así. En lugar de enojarse, se detuvo a pensar. Rodolfo, aprovechando la oportunidad, le pidió a la multitud que compartieran lo que los hacía felices.
Poco a poco, Zargoth comenzó a cambiar. Se dio cuenta de que, aunque siempre había vivido en la oscuridad, había cosas hermosas en el infierno. Su tristeza se fue desvaneciendo a medida que escuchaba las historias de todos; la gente compartía risas, momentos felices y abrazos.
Al final de la noche, Zargoth se unió a la fiesta y, por primera vez, sintió que pertenecía.
"Gracias, Rodolfo,"- dijo, casi en un susurro. "No sabía que podía encontrar la luz aquí."
Rodolfo sonrió y contestó "Nunca descartes la posibilidad de que incluso en los momentos difíciles, puedes encontrar amigos que te ayuden a ver lo bonito. Juntos, podemos cambiar lo que nos rodea."
A partir de ese día, Rodolfo, Lili, Tomás y hasta Zargoth se convirtieron en los mejores amigos y comenzaron a ayudar a otros a encontrar brillo en el infierno. Rodolfo se dio cuenta de que su verdadera misión era enseñarles a todos que la felicidad no depende del lugar en el que te encuentres, sino de la actitud que elijas.
Y así, el pequeño gusano de sangre que vagaba por el infierno se volvió un héroe, llenando de risas y colores a todos los rincones. Todos aprendieron que, con un poquito de amor y compasión, incluso un lugar tan oscuro puede brillar con luz propia.
FIN.