El hacha perdida y el arco iris mágico



Había una vez en un pequeño pueblo de la provincia, un leñador llamado Juan.

Juan era conocido por ser el mejor leñador de todo el lugar, ya que con su habilidad y fuerza cortaba árboles como nadie más lo hacía.

Sin embargo, un día Juan se levantó y se dio cuenta de algo terrible: ¡había perdido su hacha! Juan buscó por todas partes, revisó cada rincón de su casa y hasta preguntó a sus vecinos si habían visto su preciada herramienta. Pero no hubo caso, el hacha había desaparecido sin dejar rastro. Juan estaba desesperado, no sabía cómo iba a poder trabajar sin ella.

- ¿Qué voy a hacer ahora? No puedo cortar leña sin mi hacha -se lamentaba Juan mientras caminaba por el bosque. De repente, escuchó una voz dulce que provenía del interior del bosque. Era un hada que vivía allí y que había visto la tristeza en el rostro de Juan.

"¿Por qué estás tan triste, querido leñador?" -preguntó el hada con ternura. Juan le contó sobre la pérdida de su hacha y cómo eso significaba que no podría trabajar ni ganar dinero para mantener a su familia.

El hada sonrió y le dijo:"No te preocupes, querido Juan. Yo te ayudaré. "El hada cerró los ojos y realizó un hechizo mágico. De repente, apareció ante Juan un hermoso arco iris con colores brillantes y resplandecientes.

"Toma este arco iris como tu nueva herramienta", dijo el hada. "Con él podrás cortar los árboles de manera más eficiente y sin dañar al bosque. "Juan tomó el arco iris con asombro y gratitud en su corazón.

Se dirigió hacia los árboles y comenzó a cortar la madera con facilidad gracias al poder del arco iris. Pronto descubrió que podía hacer mucho más trabajo en menos tiempo y con menos esfuerzo.

Los habitantes del pueblo se maravillaron al ver la rapidez con la que Juan cortaba la leña ahora. Todos querían saber cuál era su secreto, pero él solo sonreía misteriosamente mientras seguía trabajando.

Con el paso del tiempo, Juan se convirtió en una leyenda en todo el pueblo por ser el único leñador capaz de cortar árboles usando un arco iris como herramienta. Aprendió una valiosa lección: nunca subestimar las bendiciones disfrazadas de adversidades.

Y así, gracias al increíble regalo del hada, Juan siguió siendo el mejor leñador del lugar durante muchos años más, enseñando a todos que siempre hay una solución para cada problema si tenemos fe en nosotros mismos y en la magia que nos rodea.

FIN.

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