El hada de la inclusión en Arcoiris


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Arcoiris, donde vivían criaturas muy peculiares. En este lugar mágico, habitaban hadas, duendes, unicornios y seres de todo tipo.

Sin embargo, a pesar de la diversidad que reinaba en Arcoiris, no todos se sentían incluidos. En el corazón del bosque vivía Lila, una hada con alas de colores vibrantes y una sonrisa siempre dispuesta.

A pesar de su apariencia encantadora, Lila se sentía triste porque los demás habitantes del bosque no querían jugar con ella. La razón era que Lila era diferente: sus alas eran más grandes y brillantes que las de las demás hadas.

Un día, mientras volaba por el bosque en busca de bayas mágicas para preparar una poción especial, Lila escuchó risas y murmullos que provenían del claro del bosque.

Al acercarse, vio a un grupo de hadas jugando juntas y sintió un nudo en la garganta al darse cuenta de que no había sido invitada. - ¡Hola chicas! ¿Puedo unirme a ustedes? -preguntó tímidamente Lila. Las otras hadas se miraron entre sí con expresiones dudosas hasta que finalmente una de ellas dijo:- Lo siento Lila, pero eres muy distinta a nosotras.

No creemos que puedas jugar con nosotros. Lila bajó la cabeza entristecida y continuó su camino sin decir nada más. Mientras caminaba pensativa por el bosque, tropezó con algo inesperado: un búho sabio llamado Oli.

- ¡Ay! Perdón por chocarte -dijo el búho extendiendo sus alas para ayudarla a levantarse-. Veo esa carita triste...

¿qué te pasa? Lila le contó a Oli lo mal que se sentía por ser diferente y cómo eso la había llevado a sentirse excluida por los demás habitantes del bosque. Oli la miró con ternura y le dijo:- Querida Lila, la magia está en la diversidad. Ser diferente es lo que te hace única y especial.

No permitas que las opiniones de los demás definan tu valía. Recuerda siempre quién eres realmente.

Animada por las palabras sabias del búho Oli, Lila decidió demostrarles a todos en el pueblo de Arcoiris lo maravilloso que era ser inclusivo y aceptar las diferencias como parte fundamental de su comunidad. Al día siguiente, organizó un gran picnic en el claro del bosque e invitó a todas las criaturas mágicas sin importar cuán diferentes fueran.

Los duendes trajeron sus tartas más deliciosas, los unicornios compartieron su agua fresca e incluso los trolls bailaron al ritmo de la música alegre que resonaba en todo el lugar.

Las hadas quedaron sorprendidas al ver cómo Lila había logrado reunir a todos bajo un mismo espíritu inclusivo y amigable. Se acercaron tímidamente hacia ella para disculparse por haberla excluido antes y le pidieron perdón sinceramente.

Desde ese día en adelante, Arcoiris se convirtió en un lugar donde cada criatura podía ser quien realmente era sin temor al rechazo o la exclusión. Y todo gracias al valor de la inclusión enseñado por la valiente hada Lila.

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