El Hada de la Música
En un hermoso bosque lleno de colores vibrantes y árboles que susurraban al viento, vivía un hada llamada Melodía. Melodía era conocida por organizar las fiestas más maravillosas del bosque, donde todos los animales venían a bailar y cantar. Pero había un pequeño problema: la música que Melodía elegía no siempre era la mejor. ¡Y eso provocaba que todos, aunque disfrutaban, terminaban con un dolor de cabeza!
Un día, mientras preparaba una gran fiesta de primavera, Melodía decidió usar su varita mágica para crear una nueva melodía. Pero, al no ser muy experta en hacer música, lo único que logró fue un ruido raro que sonaba más como un tambor agitado que una canción.
"¡Qué lindo ruido, Melodía!" - dijo un conejo llamado Saltarín, intentando ser amable."Pero... no sé si es lo que queremos para la fiesta."
"¡Vamos, Saltarín! ¡Es la música más divertida! ¡Bailaremos como nunca!" - respondió Melodía optimista.
Los demás animales llegaron a la fiesta ansiosos, pero cuando comenzaron a oír la música, sus caras se llenaron de confusión.
"¿Es un tambor o un gato atrapado en un árbol?" - se preguntó la tortuga Tuca mientras movía su cabeza al ritmo.
"No sé, pero no podemos bailar de esta manera, ¡me duele la cabeza!" - exclamó el pajarito Pío, cubriéndose los oídos.
Melodía se dio cuenta de que algo no estaba bien. Después de varios intentos fallidos de hacer que todos bailaran, se sentó en una piedra con la cabeza agachada.
"¿Qué está pasando, amigos? No estoy logrando que disfruten de esta fiesta como esperaba..." - dijo con tristeza.
Fue entonces que una anciana lechuza, la sabia del bosque, se acercó.
"Melodía, a veces la magia no es suficiente. Necesitás un poco de ayuda. ¿Qué tal si preguntas a tus amigos qué música les gustaría escuchar?" - sugirió ella con una sonrisa.
Melodía pensó que eso era una brillante idea. Así que reunió a todos los animales.
"¿Qué tipo de música les gusta?" - preguntó con esperanza.
Los animales comenzaron a compartir sus ideas: Pío quería algo alegre, Tuca decía que prefería melodías suaves, y Saltarín estaría feliz con ritmos más movidos.
"Bien, haré una mezcla de canciones que abarque todo lo que ustedes quieren. ¡Vamos a trabajar juntos!" - exclamó Melodía.
Así, los pequeños animales se organizaron en equipos. Pío ayudaba a componer melodías con su canto, Tuca daba sugerencias de ritmo, y Saltarín se encargaba de los instrumentos. Melodía utilizó su varita para darles brillo y magia a las melodías, haciendo que la música fluyera armoniosamente.
Cuando finalmente llegó el día de la fiesta, todos estaban entusiasmados. Melodía hizo un hechizo especial y la música empezó a sonar: era hermosa, variada y llena de alegría; todos los animales comenzaron a bailar y reír.
"¡Esto es increíble! ¡Es la mejor fiesta que hemos tenido!" - gritó Saltarín.
"La música suena como el susurro del viento y el canto de los pájaros juntos, ¡gracias Melodía!" - dijo Tuca contenta.
Melodía sonrió, entendiendo que el verdadero poder de un hada no estaba solo en su magia, sino en la capacidad de escuchar y aprender de sus amigos.
Así pasaron la tarde, llenos de risas y baile, y desde ese día, Melodía nunca más organizó una fiesta sin consultar primero a sus amigos. El bosque se llenó de música y felicidad, y todos disfrutaron de cada celebración juntos.
Y así, Melodía se convirtió en el hada más querida del bosque, no solo por su magia, sino por su gran corazón.
FIN.